lunes, 20 de abril de 2020

SI FUESE UN ÁRBOL SERÍA...


 Si fuéseis un árbol ¿qué árbol seríais ? ¿Por qué ese árbol? 
¿Cómo es ese árbol? ¿En qué os parecéis a él?

Yo hice el ejercicio también, ya me diréis si estáis de acuerdo con mi descripción, si me veís así. 

Espero vuestros textos en el correo: encarnacgh@educastur.org



Si fuese un árbol sería…
… un árgan. El árgano es un árbol que crece en el desierto del Sáhara y de Sonora en Méjico. Es un árbol espinoso, que no levanta del sueño más allá de tres o cuatro metros, y cuyos frutos devoran las cabras al sur de Essaouira, la ciudad de los vientos. Antiguamente las mujeres buscaban entre los excrementos de las cabras las semillas del fruto del argán. Semillas duras, que se parecen a las bellotas, y que en su interior guardan el fruto codiciado que tras machacarlo se convierte en el oro del desierto, el aceite de argán. Aceite que tiene un sinfín de propiedades, hidratante, antioxidante, capaz de protegerte del sol, de mantener tus defensas,… Este aceite era extraído en los molinos manuales que hoy siguen haciendo girar las mujeres, entre risas y confidencias en las cooperativas que se extienden hasta Agadir por la costa Atlántica.

Las raíces del argán bajo las arenas llegan a extenderse hasta treinta metros en busca del agua donde nutrirse para seguir viviendo. Lo oculto es su fuerza, es su tesoro, su tenacidad para escarbar entre las arenas, las rocas hasta lo más profundo.
Me siento argán porque a veces necesito excarvar entre las resistencias, los miedos que os llevan al desaliento, al desánimo y a querer dejar pasar la oportunidad de mejorar y de aprender más español.
Y me siento argán porque a veces me siento en mitad del desierto, en esta batalla. Pero el desierto tiene una belleza profunda, tiene un hechizo que atrapa a las almas nómadas y yo soy nómada.

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