Halloween,
Todos los Santos, Sanhaim, el Día de los Muertos... El 1 de noviembre tiene
muchos nombres según el país en que se celebre, pero siempre es un día en el
que las almas de los que ya no están vuelven a pasearse un rato por el mundo de
los vivos. Lejos del mundo occidental, cada civilización tiene también sus días
predilectos para honrar la memoria de los que se fueron: lo llaman Fet Gede en
Haití, Obon en Japón, Pchum Ben en Camboya o Taeborum en Corea del Sur. Siempre
son ocasiones festivas, hermosos rituales de ofrenda y memoria.
Pero
vayámonos un poco atrás en el proceso: antes de convertirse en fantasmas que
vagan por la Tierra, todas esas personas muertas tuvieron que pasar a mejor
vida. En muchas sociedades actuales, el proceso ritual para enterrar a un
familiar a un pariente es similar. Un proceso aséptico por el que podemos pasar
sin siquiera ver al muerto. Sin embargo, hay grupos humanos en los que todavía
perviven ritos ancestrales sorprendentes.
Y es que
la muerte será igual para todos, pero la imaginación de los
vivos es inabarcable.
1. Etnia
toraja, Indonesia
Nada de
echar el fiambre al hoyo en cuanto está frío. Los toraja conservan los
cadáveres en la casa familiar durante meses de preparativos, hasta el día del
entierro. Ese día, se sacrifican búfalos y el cadáver "se levanta y
camina" hasta su tumba. Literalmente.
2.
Famadihana, Madagascar
En
las regiones montañosas del centro de Madagascar se realiza el Famadihana, un
ritual que durante unas horas une el mundo de los muertos y los vivos de manera
bastante literal: primero la familia desentierra el cadáver, comprueba en qué
estado está, lo envuelve en telas y ungüentos y finalmente baila con él. Por un
rato los muertos y los vivos vuelven a experimentar juntos los placeres
terrenales.
3.
Pueblo dani, Papúa Nueva Guinea
Cuando un
hombre con mujer e hijos moría, un sacerdote cortaba uno o varios dedos de su
mujer e hijos. Estos dedos se colgaban a modo de collar al cuello del cadáver,
para que le acompañaran a la otra vida. La práctica fue prohibida, pero en las
regiones interiores del país todavía abundan los miembros de esta etnia
ancestral que presentan amputaciones.
4.
Entierro celestial, Tibet
Para los
budistas del Tibet, el cuerpo muerto es sólo una cáscara vacía. Lo más lógico
entonces es dárselo de comer a los animales. Un sacerdote descuartiza el
cadáver y reparte los restos en puntos sagrados de la montaña para que sea
devorado por aves de rapiña. El festín sirve para preservar el ciclo contínuo
de la naturaleza.
5.
Aghoris caníbales, India
La
comunidad aghori, una rama del hinduismo, posee unos cuantos rituales
fascinantes. Para ellos nada es impuro porque todo ha sido creado por Shiva, el
Dios supremo. Por ello pueden llegar a comer la carne y beber los fluidos de
los cadáveres que previamente hayan sido depositados en el río según el rito
hinduista. Para comer y beber semejantes exquisiteces suelen usar cráneos
humanos, y muchas veces también se embadurnan con cenizas de los muertos como
rito de purificación.
6. Tribu
Yanomamö, Amazonas
Otros que
también le dan a lo de comerse a sus muertos son esta tribu amenazada del
Amazonas, para quienes la muerte es cosa de chamanes y demonios. Por eso se
deshacen inmeditamente de los cuerpos, quemándolos. Guardan la ceniza y al cabo
de un año, cuando los demonios ya se han ido, se la cocinan en una sopa y se la
beben, ayudando a que el alma del fallecido pueda ir al paraíso. Manjar de
dioses.
7.
Lavando huesos, México
En el
pequeño pueblo de Pomuch, península de Yucatán, entre el 26 octubre y el 2 de
noviembre, las familias se desplazan a los cementerios y sacan los huesos de
sus familiares de sus tumbas. Luego los lavan y cubren con bellos bordados para
espués exhibirlos en el popular Día de los Muertos. Eso sí, hay que esperar
tres años desde que se produce la muerte hasta que se saca al cadáver. Si no,
menudo cirio se armaría.
8.
Ataudes colgantes, Filipinas
En la
región filipina de Sagada, las cuevas son el lugar de descanso de los muertos.
Pero lo curioso es que no se quedan dentro, sino colocados en ataúdes colgados
de las rocas. Una práctica que también llega a lugares de Indonesia y China.
Suponemos que debe de hacerse para que los finados disfruten de las vistas.
9.
Entierros zoroástricos, Irán
El
zoroastrismo es un culto minoritario rodeado de un halo de misterio. Sus
rituales son complejos y de una lógica intrincada. Como los cadáveres se
consideran impuros y tocarlos contamina, primero un sacerdote los baña en orina
de toro, antes de recibir la visita de su familiares. Después son visitados por
un perro sagrado. Por último se les deja como pasto para los buitres en lo alto
de una "Torre del Silencio".
10.
Tribus aborígenes, Australia
En las
antípodas, algunas tribus cubren con ramas los cadáveres y recogen durante días
los líquidos producidos durante la descomposición. Con ellos untan a los más
jóvenes de la familia para transmitirles las virtudes del muerto. Además, sus
huesos son pintados y entregados a la familia para que los lleven como
abalorios. A eso se le llama llevar cerca a los que ya no están.
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