domingo, 19 de septiembre de 2021

Truck art en Pakistán

 

Truck Art, educación en Pakistán

 

“Truck Art”: promover la educación de las niñas en Pakistán mediante el arte local

28/03/2019
4 min

“Baba, mujhay sona aur chaandi nahin, kitaab aur qalam la kar do” – “Papá, no me traigas dinero ni oro, tráeme un libro o un bolígrafo”. Mensajes como este de sensibilización en favor de la educación de las niñas han atravesado las montañas escarpadas, así como los valles y los puentes estrechos de Kohista, y han llegado a las aulas.

Rendir honor al arte local, comprometer a las comunidades

La UNESCO ha utilizado un “truck art” (arte en un camión) pakistaní, una mezcla original de frescos y escenas pintadas que rinden homenaje al arte y a la artesanía locales, con miras a sensibilizar a las personas sobre las cuestiones relativas a la educación de las niñas en el distrito de Kohistan (Pakistán). La comunidad local acogió muy bien la utilización de esta forma de arte local, adoptada por el Programa para el derecho de las niñas a la educación (GREP), que ayuda a crear un impacto en favor de la educación de las niñas en las comunidades locales.

Más de veinte camiones que transportan objetos y madera a través de las carreteras de Karakorum y del Indus han sido decorados con retratos y frescos coloridos que promueven la educación de las niñas, con mensajes tales como “Ilm taaqat hai” (la educación es poder) y “Ilm roshni hai” (la educación es luz). Es la primera vez que los camiones sirven de soporte a mensajes que promueven la educación de las niñas de manera tan enérgica y sensible a las especificidades culturales. Las comunidades suelen ver, más bien, poemas locales pintados sobre vehículos como estos.

El hecho de rendir homenaje a este tipo de arte local ha ayudado a transformar las actitudes en numerosas comunidades. Los padres han tomado conciencia de la importancia de la educación para las niñas. “Me he sentido inspirado por una cita pintada en un camión con el dibujo de una alumna que decía: El conocimiento es la luz, y decidí enviar a mi hija a la escuela para que pudiera aprender”, explicó el padre de una niña de seis años recientemente matriculada en la escuela. Hoy en día, se ha incrementado el número de niñas que asisten a la escuela y que tienen la oportunidad de recibir una educación.

Transformar las aulas

En el aula, se han pintado las paredes utilizando la técnica del “truck art” con miras a proporcionar una representación visual de las clases y estimular un proceso de aprendizaje más interactivo y colorido. Según los docentes de las escuelas que participan, las niñas escolarizadas en las escuelas primarias de la región de Pattan y Dassu tienen muchas ganas de asistir a la escuela y de aprender en sus nuevas aulas así decoradas.

“Nuestro entorno escolar es atractivo con todos esos colores y obras de arte, y ahora me siento más motivada para aprender”, afirmó Gul Bano, alumna de tercer grado en la escuela primaria para niñas de Dassu. Otras niñas como Gul se han inspirado del arte local que hace que las aulas parezcan más seguras y acogedoras para las niñas. En un grupo de 29 escuelas primarias, 13 han pintado sus paredes de las aulas utilizando la técnica del “truck art”. En estas 13 escuelas primarias, la escolarización de las niñas aumentó hasta el 14%, mientras que en las 16 escuelas primarias que no han utilizado el “truck art”, la tasa se ha mantenido sin variar, en un 10%.

Este enfoque adoptado por el GREP ayuda a preservar el arte local desarrollado por las mujeres rurales y los decoradores de camiones, al hacer que participen las escuelas y los alumnos locales. Este método no solo ayuda a transmitir la artesanía local a las generaciones futuras, sino que también difunde en la comunidad mensajes importantes sobre la educación de las niñas, y ayuda a transformar la vida de las niñas mediante la educación.

El Programa para el derecho de las niñas a la educación ha sido implementado por la Oficina de la UNESCO en Islamabad durante el periodo 2014-2019, tras un acuerdo del Fondo Malala firmado entre el Gobierno de Pakistán y la UNESCO con el objetivo de “apoyar el reforzamiento de las capacidades nacionales para alcanzar el derecho a la educación de las niñas en Pakistán”.

La contribución inicial importante por parte del Gobierno de Pakistán permitió la creación del Fondo Malala de la UNESCO para el derecho de las niñas a recibir educación, que ayuda a ampliar el acceso de las niñas marginadas a una educación de buena calidad en África, Asia y América Latina, así como con contribuciones suplementarias de otros donantes.

Para obtener más información

 https://es.unesco.org/themes/educacion-igualdad-genero/fondo-malala
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sábado, 18 de septiembre de 2021

La lucha de las mujeres pakistaníes

La lucha de las mujeres pakistaníes

Mujeres de la minoría wakhi
Las mujeres de la minoría wakhi de Pakistán elaboran y venden alfombras tradicionales tejidas a mano en la aldea de Gulmit, en el valle de Hunza.
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Zina Parvwen
Zina Parvwen, de 52 años, junto a diversas alfombras wakhi tradicionales que ella y otras once mujeres fabrican y venden en Gulmit.
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Bibi Farman
Bibi Farman, una carpintera de 32 años, es una de las 40 mujeres que trabajan en un taller de carpintería de Karimabad, una aldea del valle de Hunza. «Estoy aprendiendo competencias», afirma Farman. «Gano dinero. Mantengo a mi familia y mi confianza aumenta. Muchas chicas comparten sus problemas aquí. Somos una comunidad».
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Tasleem Akhtar
Las mujeres muestran sus tejidos bordados a mano a Tasleem Akhtar, de 55 años, que dirige un centro vacacional en una aldea cerca de Islamabad. Una organización para el empoderamiento de las mujeres denominada Behbud ha formado a unas 300 mujeres que trabajan aquí. Las mujeres usan sus ingresos para mandar a sus hijos a la escuela.
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Nadia Khan
Nadia Khan, una profesora ismaelita de 23 años, sentada entre sus alumnas. Los ismaelitas de Pakistán apoyan la educación de las mujeres, pero tienen una influencia limitada fuera del valle de Hunza en Gilgit-Baltistan. La única escuela femenina de la aldea de Minawar, con 24 alumnas entre los 14 y 17 años, todavía experimenta dificultades para que las chicas sigan asistiendo a clase en lugar de abandonar sus estudios para casarse a los 15 años. «Me supone un reto», dice la directora Bibi Raj. «Todas las niñas deberían ir a la escuela».
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
El valle de Hunza
El valle de Hunza, en el norte de Pakistán, limita con la región china de Xinjiang y el corredor afgano de Wakhan. Los musulmanes ismaelitas que viven allí fomentan la escolarización de las mujeres y la tolerancia religiosa.
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Gulalai Ismail
Gulalai Ismail, activista pastuna de los derechos humanos de 32 años, fundó Aware Girls, una organización que combate la violencia contra las mujeres, a los 16 años. El grupo pretende educar y movilizar a niñas y mujeres contra la opresión social, sobre todo en su provincia de Khyber Pakhtunkhwa. En el momento en que se sacó esta foto, Ismail y Aware Girls estaban acusadas de blasfemia por llevar a cabo «actividades inmorales» y por desafiar tradiciones religiosas perjudiciales.
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic
Gulalai
Gulalai, que opta por solo llevar un apellido como protesta por la costumbre de adoptar el apellido de un hombre, dirige una organización de mujeres llamada Khwendo Kor en Khyber Pakhtunkhwa. Lleva a cabo sesiones de lectura feminista semanales en Peshawar, capital de Khyber Pakhtunkhwa. Profesoras, doctoras y trabajadoras voluntarias acuden a las reuniones para leer y debatir la intersección del género, la clase social, la desigualdad económica y el nacionalismo. «Viviendo en esta parte del mundo y siendo mujer, ¿cómo puede una no ser feminista?», dijo Gulalai. «No cabe otra opción».
Fotografía de Sara Hylton, National Geographic

martes, 7 de septiembre de 2021

POESIA

 Llegamos

Llegamos

a la tierra de nieve

a la insoportable belleza

a la tierra de los perros que

educan a los humanos

con toda amabilidad.

Llegamos

y estamos completamente listos

para tomar fotos en todas las partes

y esperar en la linde de las ayudas

y hablar en voz baja

en el autobús.

Llegamos

llegaron nuestras maletas llenas

de sueños bien planchados

y fotos recientes de los que dejamos atrás

les prometimos volver

y nos prometieron que no envejecerían en nuestra ausencia

bellas imágenes de las víctimas

posiblemente podamos convencernos

de que de verdad somos muy leales.

Llegamos

pero

nos caímos de las maletas

en

el camino.

 

Como si estuvieras muerto

A Antonio Machado:

De un fuego a su hermano

paso

cuando

te leo.

Y cuando

te escribo

se enciende la leña de la nostálgia

en mis dedos

estiro mi mano

y quemo

mi corazón.

Como si estuvieras muerto

y como si yo estuviera

viva todavía.

Te escribo

desde las vastas llanuras de Castilla

tu corazón está aquí en cada flor silvestre

y yo estoy aquí

sin corazón.

Dolorosa

la primavera en

el exilio.

Doloroso

que mi exilio

sea

tu patria.

Amigo mío

el proyectil

sobrepasó las cebollas que planté en el jardín

y perforó la pared de la habitación pequeña

y la cabeza de la muñeca que llevaba mi bebé

y me dejó

todas las cebollas.

Como tú

predigo mi muerte

en el poema

antes de

morir fuera de él

sin

una mortaja.

Y como tú

lo sé

que voy a morir aquí

en este buen país

poema tras poema

y que yo

puñalada tras puñalada

me enterrarán en esta tierra

extraña

pero amigo mío

te escribo a ti

para que

nadie me vea

llorando.

me precediste a mi tumba

y yo pospuse mi muerte un poco

para

recogerte algo de lavanda

de las llanuras de Castilla

y un poco de sol

desde los techos de las casas

en Jaén

y luego te sigo.

Nunca te he conocido

Antonio Machado.

Pero hoy

entro

en tu cadáver.

Por Maysoun Shoukair

Ver poemas en español y árabe

Aprender juntos, crear, dibujar

¿Dibujan lo mismo los niños de ciudad, los nómadas del desierto y los que viven en la selva o la sabana? La respuesta es sí. Existe una “memoria orgánica” común que se manifiesta a través del juego de pintar y la Formulación, término propuesto por el investigador Arno Stern para definir el regreso a la espontaneidad y el estado primigenio y auténtico de la infancia. En este vídeo, Arno Stern conversa con su hijo, el escritor y músico André Stern, sobre su recorrido personal, artístico y profesional marcados por la Segunda Guerra Mundial, el miedo y la supervivencia en un campo de trabajo que sustituyó a la escuela. Este acontecimiento influiría en su percepción de la educación y la familia, y el comienzo de una investigación pedagógica sobre la creatividad innata en los niños.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Otras voces

 

http://gem-report-2019.unesco.org/video/arab-states-voices-from-lebanon/ Con 14 años escapó de la guerra en Siria, junto a su familia, rumbo a un campo refugiados en Jordania. A cuestas llevaba solo lo imprescindible para ella: sus libros escolares. Para Muzoon Almellehan, la educación significa esperanza y futuro. Durante los tres años que vivió en campos de refugiados luchó por concienciar a las familias acerca de la importancia de la educación. Ella no cuenta solo su historia, o la de los niños sirios, sino la de millones de niños del mundo que no tienen voz. Su inspiradora historia, su valentía y su firme defensa de la educación han hecho que muchos se refieran a ella como la ‘Malala siria’. En 2017 se convirtió en la primera Embajadora de buena voluntad de UNICEF con estatus de refugiada. “Cuando negamos a los niños y a las niñas su derecho a la educación, les impedimos que tengan esperanza, que alcancen sus metas y que algún día puedan volver a sus países para reconstruirlos”, afirma.

Grafitis de mujeres afganas


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miércoles, 1 de septiembre de 2021

interés de China en Afganistán

lenguas de Afganistán

 

¿Qué Idiomas Se Hablan En Afganistán?

Autor:  | Última Actualización: 

Idiomas de Afganistán

Afganistán es un país sin salida al mar que comparte sus fronteras con Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Irán y Pakistán. Tiene una población estimada de 32.5 millones. Conocida por su diversidad étnica, religiosa y lingüística, la población de Afganistán ha sido influenciada por la ubicación y el papel en las rutas comerciales históricas. A diferencia de otros países, el idioma nativo de una persona aquí no necesariamente indica su identidad étnica. Afganistán tiene dos idiomas oficiales, cinco idiomas regionales y varios idiomas minoritarios. Muchos de sus residentes son bilingües y multilingües. Este artículo tiene en cuenta los diferentes idiomas que se hablan en este país.

Dari, el idioma oficial de Afganistán

Uno de los idiomas oficiales de Afganistán es Dari, también conocido como persa Farsi o afgano. Se considera un dialecto moderno de la lengua persa. De los dos idiomas oficiales, es más dominante y se considera la lingua franca, o idioma comercial, del país. Es el utilizado por el gobierno, su administración y los medios masivos. Como idioma común, se puede escuchar principalmente en las regiones centrales, septentrionales y occidentales del país. Aproximadamente 49% de la población habla Dari como primer idioma y 37% adicional como segundo idioma. De los que hablan el idioma, 42% también sabe leer y escribir en sus escritos. Los principales grupos étnicos que hablan dari como primer idioma son los tayikos, hazaras y aymaqs. Los eruditos creen que Dari se originó durante la dinastía Sassanid, que duró desde 224 hasta 651 AD, como el idioma que se habla en los tribunales y por figuras religiosas y eruditos.

Pashto, el segundo idioma oficial de Afganistán

El segundo idioma oficial de Afganistán es Pashto, un miembro de la familia lingüística indo-iraní. Este es un idioma antiguo que comparte un poco de vocabulario con los idiomas Sánscrito persa y védico. El lenguaje ha sido preservado a través de escritos históricos y poesía, aunque un alto nivel de analfabetismo entre sus hablantes ha llevado a un mayor uso de Pashto para las tradiciones orales, como la narración de cuentos. Al menos 68% de la población puede hablar Pashto, 40% en un nivel nativo y 28% como segundo idioma. Se puede escuchar predominantemente en áreas urbanas ubicadas en el sur, suroeste y este del país. Aunque hablado por personas de diversos descensos étnicos, el pashto es el idioma nativo de los pastunes, el grupo étnico mayoritario.

Idiomas regionales hablados en Afganistán

Además de los idiomas oficiales del país, el gobierno de Afganistán también ha reconocido otros cinco idiomas por su importancia regional: Hazaragi, Uzbekistán, Turkmenistán, Balochi y Pashayi. Hazaragi es el idioma nativo de la gente hazara y se considera un dialecto de Dari. Hoy, tiene alrededor de 2.2 millones de hablantes en todo el mundo, principalmente en Afganistán, Irán y Pakistán. El 9% de la población habla uzbeko como primer idioma, y ​​6% adicional lo habla como segundo idioma. Turkmen es el idioma nativo de 2% de las personas y el segundo idioma de 3%. Balochi es el idioma nativo de los Baloch y se habla como segundo idioma por la cultura Brahui. Los Baloch conforman alrededor del 2% de la población de Afganistán. El idioma Pashayi tiene alrededor de hablantes nativos de 400,000.

Lenguas menores habladas en Afganistán

Varios otros idiomas pueden escucharse en todo Afganistán, pero a una escala mucho más pequeña que los mencionados anteriormente. Las estimaciones sugieren alrededor de 40 diferentes idiomas menores con 200 diferentes dialectos conformados en esta categoría. Algunos de estos idiomas menores incluyen Vasi-vari, Tregami, Askunu y Kalasha-ala.

Atiq Rahimi


Sahraa Karimi, cineasta afgana a salvo

 

Sahraa Karimi, la cineasta afgana que pudo huir de los talibanes: "Nos matan porque queremos ser iguales que cualquier mujer"

 
La documentalista, directora de la agencia estatal de cine Afghan Film, está refugiada en Ucrania tras huir de Kabul.
Sahraa Karimi
Sahraa Karimi
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Decir que Sahraa Karimi es la cineasta más prometedora de Afganistán sería una reducción engañosa. Sus hazañas personales trascienden y van más allá de una obra cinematográfica que incluye los documentales Afghan Women behind the Wheel (2009) y Parlika (2016), así como la película de ficción Hava, Maryam, Ayesha (2019, sobre tres mujeres de Kabul en crisis por sus embarazos), presentada en la sección Orizzonti del Festival de Venecia hace dos años.

Karimi, que nació en 1983 en Teherán porque sus padres eran refugiados afganos en Irán, se interesó desde muy pequeña por el arte cinematográfico, tan efervescente en el país. Siendo adolescente, se trasladó a Eslovaquia, donde realizó sus estudios de cine, doctorándose en Bratislava. Al acabar la universidad, decidió instalarse en Kabul, donde se implicó activamente en el apoyo al cine afgano. 

Igual que otras compatriotas, como la pionera Saba Sahar (actriz, directora y activista por los derechos de las mujeres), se propusieron reconstruir la industria cinematográfica afgana tras la caída del régimen talibán, quienes habían cortado de raíz la producción, cerrado salas de cine y destruido aquellas películas que habían caído en sus manos.

Así es como Karimi sacó adelante sus proyectos cinematográficos como productora y directora con esfuerzo (Parlika fue producida por completo en Eslovaquia), presentó sus trabajos en festivales internacionales de cine y se convirtió en la primera mujer en dirigir la agencia estatal de cine, Afghan Film. Un hito histórico.

El regreso talibán

Hasta que el pasado 15 de agosto los talibanes llegaron a Kabul y la cineasta lanzó grito de auxilio a la comunidad internacional. No solo temía por su vida, sino por cualquier atisbo de esperanza para el cine afgano, sobre todo el hecho por mujeres.

"Cuando los talibanes estaban en el poder, no había mujeres en las escuelas. Desde entonces, son ya casi nueve millones de mujeres afganas las que han podido estudiar", proclamaba Sahraa Karimi en una carta donde advertía cómo desde que los talibanes habían empezado a hacerse de nuevo con el control de Afganista, "ya son dos millones de mujeres las que se han quedado sin poder ir al colegio".

Karimi también grabó un vídeo que publicó en sus redes sociales donde recorría las calles de Kabul. "Es una crisis humanitaria y, sin embargo, el mundo está en silencio", denunciaba. "Vienen a matarnos. Prohibirán todo el arte. Yo y otros cineastas podríamos ser los siguientes en su lista”.

No le faltan motivos para su temor. Hace un año, la propia Saba Sahar fue víctima de un atentado cuando tres hombres armados tirotearon el coche en el que viajaba junto a su conductor y guardaespaldas. Sahar resultó herida en el estómago y tuvo que ser hospitalizada.

De Kabul a Kiev

El 17 de agosto, Sahraa Karimi comunicó a sus seguidores que había logrado escapar de Kabul. Había sido evacuada junto a otras 11 personas y se encontraba refugiada en Kiev, donde ha sido acogida por el gobierno ucraniano. 

Esta semana, con ocasión de la celebración de una conferencia entre mujeres gobernantes sobre los cambios en el poder y el mundo contemporáneo, la cineasta fue invitada a participar. Realizó una intervención muy emotiva que, una vez más, ha dado la vuelta al mundo.

"Los talibanes son mucho peor que la covid-19. Con la covid te puedes lavar las manos, mantener distancias, aislarte... [Los talibanes] simplemente vienen y nos matan porque queremos ser libres. Porque queremos ser iguales que cualquier mujer y niño, artistas, directores de cine de todo el mundo", dice Karimi, consumida por las lágrimas. "Porque nuestro único error ha sido nacer en Afganistán, rodeados por muchos vecinos muy malos y enemigos malvados".

"Usad vuestro poder y no os quedéis en silencio sobre lo que está ocurriendo en Afganistán. Os lo pido por favor, por las mujeres de Afganistán. Nosotras luchamos mucho, luchamos 20 años", prosiguió. "Estábamos sentados, como vosotros, en la oficina, en un banco, discutiendo con nuestros amigos, charlando, haciendo bromas con nuestros maridos y hermanos. Y, de repente, vinieron y se apoderaron de Kabul".

"Os pido que no deis reconocimiento internacional a aquellos que limitan la libertad de las mujeres, los artistas, los cineastas, los niños", rogó Karimi. "Si reconocen políticamente a los talibanes, si los aceptan, ellos destruirán nuestras vidas, las vidas de las mujeres. No puedo decirlo más claro", concluyó su alegato.