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sábado, 5 de marzo de 2022

Mamadou Dia


“Estudiamos en la lengua de un país que no quiere recibirnos”

Tengo 38 años. Nací y vivo en un pueblo llamado Gandiol, en Saint-Louis, Senegal, pero viví en España más de una década. Vivo con mi pareja y tenemos dos hijos. En Senegal he creado la Fundación Hahatay, sonrisas de Gandiol. En el mundo nos falta lo elemental: justicia y paz social. Soy musulmán



. Su cayuco fue rescatado, le asignaron el número 41. Llegó buscando el sueño europeo para acabar dándose cuenta de que es una farsa y lo cambió por el sueño africano. Con la Fundación Probitas participa en el proyecto Yakaar que proporciona formación y acompañamiento integral para que jóvenes senegaleses inicien su propio proyecto empresarial y puedan volver a casa como él ha hecho. Creó en Senegal la Fundación Hahatay, sonrisas de Gandiol, proyecto para que el talento joven de Senegal no tenga que emigrar como única solución de futuro y con la ambición de favorecer el respeto por el medio ambiente y la justicia social.

Tengo preciosos recuerdos de mi infancia. Nací en un pueblecito sin luz ni agua. Recuerdo mis ganas de comprender el mundo, soñaba con recorrerlo.

¿Por dónde quería empezar?

Me formé en una lengua y una cultura que no es la mía, era una imposición, así que lógicamente quise ir a París a terminar allí mis estudios, pero dos veces me denegaron el visado sin explicación. ¿Por qué estudiamos en la lengua de un país que no quiere recibirnos?

Aun así decidió cruzar el Atlántico.

Sí, en un cayuco con 84 personas a bordo. Uno se tiró al mar. Llegamos a La Gomera tras ocho días. Reflexioné mucho.

¿Sobre qué?

¿Por qué yo no puedo coger un avión? Todos los jóvenes deberían tener ese derecho. Las tormentas en el mar son duras. Tuvimos suerte, nos vio un helicóptero y nos rescataron. Tenía 21 años.

¿Qué tal en La Gomera?

Me cogieron la mano y me escribieron un número, el 41, ese fue mi nuevo nombre. Era un clandestino. No encontraba trabajo y acabé de voluntario en la Cruz Roja y me convertí en activista defendiendo a los ilegales que son encerrados en centros de internamiento.

¿Cómo se soluciona que cada vez venga más gente y no haya trabajo para todos?

La migración siempre ha existido. Somos fruto de millones de encuentros, convertirlo en un problema es absurdo porque la humanidad se mueve. Y luego está la hipocresía.

Cuénteme.

Los países occidentales quieren la materia prima de los países africanos, acaban con la economía local, acaparan tierras para llevarse sus bienes, organizan un desastre y luego se lavan las manos y nosotros tenemos que emigrar para sobrevivir.

Cierto.

Debemos ser más humanos, crear otro tipo de relaciones internacionales. La media de edad en África es de entre 17 y 23 años, y eso es una bomba. Tenemos tierras, agua y mano de obra. Nos falta buena gestión y confianza.

Hay que acabar con la corrupción.

Sí, y con el mercado de armamento que viene fundamentalmente de Europa. El ilegal no es el que coge sus ahorros para venir aquí porque no tiene para comer, sino el que crea esa situación.

¿Por qué decidió volver a Senegal?

Mi trabajo se necesita más allí que aquí. Tenía una responsabilidad: había vivido un falso sueño y debía crearlo en casa. Debía ayudar a todos esos jóvenes que están en Europa que no han hallado su sueño a volver a casa a emprender.

¿Cómo lo ha hecho?

Con el proyecto Yakaar de la Fundación Provitas les damos una beca para que se formen en Catalunya y les acompañamos dos años en Senegal para que arranquen su proyecto.

Creó Hahatay, sonrisas de Gandiol.

Los jóvenes han terminado la universidad y no tienen trabajo, así que les doy la oportunidad de acceder a una formación práctica y remunerada para que le den un giro a su vida.

Pero si son universitarios.

La universidad no da la formación que necesita el país. Formamos en bioconstrucción, sobre todo a mujeres, solucionando un problema de género, y también un problema de salud, porque utilizamos tierra y balas de paja; y por supuesto de empleo juvenil.

Muy interesante.

Hemos creado en diversos pueblos centros culturales para proyectar planes de futuro, una radio comunitaria y una productora audiovisual. Hemos construido seis escuelas infantiles, casas de formación de negocios para mujeres, un huerto granja. Estamos creando un hospital y tenemos un proyecto de reciclaje de plástico.

¿Y obtienen beneficios?

Hacemos aletas para tablas de surf que vendemos por todo el mundo. Formamos a soldadores, artesanos, y hacemos cada año un encuentro entre jóvenes emprendedores vascos, canarios y senegaleses que crean equipos mixtos empresariales en los que les acompañamos. Es superimportante que los jóvenes del mundo se conozcan.

¿Qué añoraba de Senegal?

A mi mamá. ¡Si pudiéramos vivir con dignidad en nuestra casa! Pero para eso Europa tiene que renunciar a muchas cosas.

¿Qué merece la pena en la vida?

Llenar tu tiempo, que es lo más sagrado, de cosas útiles y reconocerse en los otros. Tenemos que vivir en comunidad y no en ciudades en las que vivir sea una pirueta surrealista. Vivir debe ser elemental. En Senegal están creando urbanizaciones de cemento.

Vaya.

La avaricia y el lucro son los enemigos. Ojalá podamos seguir acariciando la tierra con nuestros pies; una manera de vivir más respetuosa. África ha estado colaborando con la humanidad con menos coches, carreteras e industrias que contaminan, y eso tiene que seguir. Debemos ser ejemplo para Europa.

miércoles, 2 de marzo de 2022

Causas de la emigración en Senegal

 La periodista senegalesa Mariama Badji es fundadora de la agencia Cora Communication. Después de residir en España durante 10 años, donde cursó sus estudios universitarios, ha regresado a su país natal para emprender su propio proyecto.

La falta de formación entre los jóvenes es uno de los problemas más graves de Senegal, cuya población mayoritaria tiene menos de 25 años.


Senegal y sus culturas

jueves, 27 de mayo de 2021

Coloquio sobre el documental Donde irán

 

Dónde irán, documental

La idea de este documental surge durante la grabación del videoclip , “Dónde Irán” el primer single del inminente disco “Bajo la Piel” del Grupo Green Valley. Ander Valverde, líder de esta formación, quería visibilizar con esta clip la tragedia de las miles de muertes que sufren nuestros vecinos Africanos cada año en el mar, en busca de un supuesto futuro mejor, de la necesidad por hacer frente a nuevas corrientes racistas y xenófobas. Durante la preproducción de este videoclip Ander y Egoi Suso (realizador habitual de Green Valley y colega de Ander), entran en comunicación con los activistas Mamadou Día y Sani Ladan, inmigrantes que había llegado de áfrica dejando una estela de hermanos muertos en el mediterráneo y habían logrado, integrarse en la sociedad, completar estudios y regresar a su lugar de origen para compartir su aprendizaje. Mamadou Dia puso rumbo a su “El Dorado” europeo en 2006. Primero intentó conseguir un visado para buscarse un porvenir en Francia, pero se lo denegaron dos veces. Su única alternativa, tomar un cayuco, aunque la vida se le fuese en ello. Pasaría un tiempo en España y desde allí llegaría hasta Francia, donde terminaría sus estudios de Trabajo Social. Mamadou Dia tuvo suerte y cruzó el Atlántico tras una travesía de 8 días de viaje en cayuco. Su libro, “3052. Persiguiendo un sueño”, relata esa aventura. Se editó en 2012 y ya va por la octava edición y más de 14.000 ejemplares vendidos. Este escritor y activista senegalés no sólo cuenta en su libro cómo fueron aquellos ocho días en el océano, sino todo lo que vino después: las decepciones, la realidad del inmigrante y las mentiras del sueño occidental… Hasta que Mamadou Dia sintió que tenía que volver a su tierra, Senegal, a su pueblo, Gandiol, y apostó por crear allí su propia oenegé. Sani Ladan, vive ahora en Sevilla y es activista por la defensa de los Derechos Humanos, especialmente en el campo de las migraciones. Trabaja como mediador intercultural y es responsable de una casa de acogida de inmigrantes. Estudia Relaciones internacionales en la Universidad Loyola Andalucía y es miembro de la Asociación Elín (Ceuta). Nació en el seno de una familia solvente económicamente en Camerún . Su madre es maestra y su padre imam y hombre de negocios. Desde pequeño tuvo muchas inquietudes sobre el funcionamiento de las cosas en general y del mundo en particular. Ello lo llevó a empezar a escribir y a leer con voracidad con la intención de formarse y de "ser alguien útil para servir el mundo". Puso rumbo al norte cuando tenía 17 años con un sueño en mente: estudiar en la universidad. Su periplo para llegar a España duró dos años, hasta que en 2011 logró entrar en Ceuta por la frontera de El Tarajal. Lo encontraron inconsciente en la orilla ceutí, a causa de los golpes que le propinaron los gendarmes marroquíes y las balas de goma de la Guardia Civil. Nos relata Ander: “En un principio nuestra idea era solamente hacer un making of del videoclip, pero nos dimos cuenta de que los discursos y vivencias de Mamadou y Sani merecían un tratamiento especial y sin tener ninguna experiencia en este campo nos aventuramos a realizar este humilde documental con todo el amor del mundo. Dos personas que salieron de su país jugándose la vida y dejando a sus familias para recibir formación, que llegaron a puerto, se adaptaron pese a las dificultades y han demostrado su calidad humana. Dos historias impecables de superación personal que nos impresionaron de tal manera que decidimos embarcarnos en la aventura de producir este documental”.

martes, 25 de mayo de 2021

Sueños en Senegal

  

Sueños de Senegal: que migrar no sea la única salida

Noticia   EN PORTADA  

  • Mamadou Dia es un senegalés que quiere crear en su comunidad El Dorado que no encontró en Europa
  • “Me podía imaginar todo excepto ser mirado como una persona ilegal”, asegura Mamadou
  • Ya puedes ver "Sueños de Senegal" en RTVE.es y a las 23.50 en La 2 de TVE

 
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En Portada - Sueños de Senegal - Avance - RTVE.es
3 min.

Mamadou Dia habla sin pelos en la lengua. Sabe bien lo que significa jugarse la vida en una patera: llegó a Canarias en la “crisis de los cayucos” de 2006 y apenas lograba mantenerse en pie cuando Salvamento Marítimo los rescató cerca de La Gomera. Una vez en la península, apenas tardó en descubrir que Europa no es El Dorado: “Me podía imaginar todo excepto dormir en la calle en Europa, excepto conocer el hambre en Europa. Me podía imaginar todo excepto ser mirado como una persona ilegal”, nos confiesa, con dolor y rabia contenida.

En Portada - Sueños de Senegal - Ver ahora

El derecho a viajar dignamente

Si el sufrimiento es un maestro de la vida, Mamadou es un libro abierto; pero en sus palabras no hay un ápice de victimismo. Cree que todos debemos comprometernos con cambiar un mundo que considera desigual e injusto. Cuando le pregunto qué le diría a los senegaleses que quieren coger un cayuco, me espeta: “Primero, qué les diría yo a las autoridades senegalesas por esos jóvenes que viajan en un cayuco. Yo creo que nuestros hermanos y hermanas merecen dignidad. Esos jóvenes tienen derecho de viajar y deben viajar.” A las autoridades europeas, les pide “que dejen de financiar Frontex, que dejen de financiar esas fronteras que matan a las personas. La única manera de luchar contra las muertes es favorecer vías seguras de viaje.”

Las relaciones entre Europa y África tienen que cambiar

De los senegaleses migrantes en otoño de 2020, dos tercios eran pescadores

Con él y con otros senegaleses, abordamos las causas que han llevado al aumento del flujo migratorio a través de la llamada “ruta canaria” o atlántica, desde el pasado mes de septiembre. De los senegaleses que intentaron migrar a España en otoño de 2020, dos de cada tres eran pescadores. “Los acuerdos de pesca que países como España, Francia, Alemania y muchos países europeos y China tienen con Senegal obligan a esa juventud a meterse en un cayuco, a coger caminos desesperadísimos para poder dar dignidad a su vida”, denuncia Dia. Y nos pide que reflexionemos como consumidores sobre el origen del pescado que compramos. “Las relaciones entre Europa y África tienen que cambiar”, concluye.

Mamadou pasa de las palabras a los hechos. Donde otros ven obstáculos, él ve desafíos. Contagia su energía y su entusiasmo a cada paso. Tras varios años en España, decidió volver a su pueblo, Gandiol, en el norte de Senegal, para crear allí El Dorado que no encontró en Europa. Fundó la ONG Hahatay, que significa carcajada en wólof. Gracias a sus proyectos, más de 60 mujeres y jóvenes tienen un empleo digno y burlan al destino.

Desarrollo local para construir un futuro

Su modelo de desarrollo se basa en la autorrealización comunitaria: “Es un desarrollo pensado desde aquí y hecho con la gente de aquí. No formamos a la gente para que se vayan sino para que puedan responder a necesidades locales”, nos explica sobre el terreno, entre las obras más grandes que se están construyendo en Gandiol. La mayoría de albañiles son mujeres jóvenes. Son construcciones sostenibles, con materiales de la zona para promover la economía local, respetuosas con el medio ambiente. Y ante todo, ofrecen un camino, una oportunidad para quienes hasta ahora no la tenían. Se trata de construir un futuro en el lugar de origen, para que migrar no sea la única salida.