Mieres a 18 de
junio 2022
Mis
estimados muchachos saharauis:
Sabaj al jer, os marcháis en breve de vuelta al reencuentro
con vuestras familias en los Campamentos, en Tindouf ( Argelia) y os deseo un
buen viaje. A la vuelta os encontraréis con la fiesta del cordero y a pesar del
calor estaréis contentos por retornar a los brazos de esas madres que mantienen
la red que os sostiene en la distancia, a través de las llamadas diarias al
amanecer del mes del ramadán gracias a los móviles.
La vida trae muchos cambios, muchos viajes y experiencias.
Para vosotros estos meses aquí han sido la primera vez que estáis tanto tiempo separados
del olor, de las abrazos de vuestros madres, de vuestras familias,… Es dura la
separación, los hilos que nos unen a nuestra identidad a nuestras raíces son
las lenguas, la música, la comida, la ropa en muchas ocasiones, los rituales
para celebrar que estamos vivos como el del té, o para celebrar el fin del
ramadán, una boda, o el ritual de despedida de un familiar fallecido. Cuando se deja la tierra en que naces y
creces, cuando se prepara la maleta y uno se va en busca de una mejora en la
vida personal y familiar, se siente uno desligado del bosque. Se siente árbol
que está siendo talado por un sinfín de demandas que muchas veces no se
entienden, y se contradicen con lo que te han enseñado, o simplemente no tienes
energías para cumplir con lo que te demandan. Pero hay un tejido invisible, que
une cada árbol, que lo conecta, y favorece la comunicación entre ellos para
formar el bosque. Un bosque crece silencioso, prospera y da cobijo a muchos
animales, da sustento, refugio, protección.
Sois espíritus rebeldes, orgullosos, que os habéis dejado
impresionar por los destellos de las herramientas de los taladores, y estáis
escuchando aún el estruendo de las secuoyas centenarias al ser troceadas, y
convertidas en tablones, en virutas. En cada cicatriz de vuestro cuerpo están
grabados los golpes que tratan de arrebataros lo más valioso que tenéis que es
vuestra capacidad para negociar, para buscar salidas a conflictos desde la no
violencia. Sois los nietos de las nubes, sois un pueblo que guarda en su
memoria, en las canciones de Mariem Hassan la lucha por recuperar su tierra, la
lucha desde la dignidad, desde el respeto, desde el diálogo. Las armas solo
traen miseria, llanto, dolor, destrucción, bien lo sabéis que tenéis hermanos
muertos en combate,…
Sois ya en vuestra cultura hombres, con formación militar,
que conducen vehículos, que tienen trabajos para ayudar a la familia y
sobrevivir en los campamentos… hombres que deciden en el sur. En este norte
habéis vuelto a la adolescencia, os han devuelto a una etapa anterior del
desarrollo. Y os habéis zambullido de cabeza en ella. La vida a veces arrebata
etapas y no permite que se puedan vivir por lo que los aprendizajes, la madurez
no se da de una forma natural, no sigue su proceso sino otro, como innumerables
son los caminos que nos conducen a un mismo destino común, la muerte. Pero hay
que disfrutar del camino, como decía el poeta: “Caminante no hay camino, se
hace camino al andar”. Y en esta senda vuestra espero que entendáis que desde
aquí los límites que han tratado de poner vuestro profesorado, y la persona que
os acoge en su casa y en su vida, no es más que algo necesario para poder
seguir creciendo en este entorno, que es diferente, y está repleto de muchas
opciones que muchas veces no son saludables. Las acciones tienen consecuencias,
y hay que pensar en ellas para decidir con la razón y el corazón en armonia,
tras la reflexión.
Hay mucha ira dentro de vosotros, mucha ansiedad, muchos
silencios que no dejan que salgan los hombres valientes que se enfrentan con
paciencia a la fuerza del hamartán, a los 55ºC, a las plagas de langosta…
Contar la historia de esas cicatrices es una forma de que toméis conciencia de
a dónde llevan las decisiones que tomamos, repensar la situación y ver el
abanico de opciones que hay que muchas veces no somos capaces de ver, porque
las emociones ciegan muchas veces. Me quedo con ese trabajo pendiente, esas son
vuestras tareas para el verano, narrar la historia de esas cicatrices que os
dejan sin ombligo, con mapas en piernas, brazos, en la frente.
No sé si la vida volverá a hacer que nuestros caminos se
crucen pero os deseo que seáis capaces de sacar la nobleza de vuestra cultura,
el orgullo de la libertad que habéis dado a las abuelas que levantaron las
primeras casas de adobe en la hamada. Y ojalá llegue y se instaure la paz,
salam.
Un abrazo de vuestra profe de español
Encarni
Una despedida que no es despedida es un:" sigue viviendo y sé quien tienes que ser, tú mismo, vosotros mismos" . Qué otra cultura os de herramientas para seguir en la vuestra haciéndola más fuerte, más libre, mas fructífera para todos vosotros los saharahuis
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