Efectos en los niños del confinamiento: ¿Tendrán secuelas?
Los niños tienen mayor capacidad de adaptación que los adultos. Son más libres, más espontáneos, pero tantos días de confinamiento pueden tener efectos en su desarrollo y su comportamiento.
Por Eva Carrasco
Desde Padres y Colegios nos hemos puesto en contacto con psicólogos y pediatras para que nos valoren las posibles secuelas psicológicas que se pueden presentar en los niños y las pautas a seguir por las familias a la hora de volver poco a poco a la “vida normal”. Las edades más delicadas son la preescolar, donde la imaginación juega un papel muy importante ya sea a favor o en contra en función de cómo lo maneje la familia, y las primeras etapas de la adolescencia, donde el nivel de seguridad interna es muy importante para el desarrollo. Si se producen cambios de carácter o problemas de conducta transitorios, tenemos que entender que son producto de las circunstancias, no de que nuestros hijos se hayan convertido en unos extraños.
Fase de desescalada
Ya sabemos que la apertura tiene que ser gradual y tendremos sensaciones encontradas. El psicólogo Jesús Jiménez, especialista en Psicoterapia y Educación, desgrana las fases por las que pasarán las familias. “En los padres va a haber una tensión entre querer retomar el contacto social y el temor al contagio. Habrá algunos para los que el malestar que les produce la falta de contacto con los demás les haga ser imprudentes. La mayoría se adaptarán a los cambios graduales de forma equilibrada. A otros les costará dejar de cumplir las normas de prevención cuando ya no sean necesarias. Esta experiencia es un reto psicológico que dejará huella en la inmensa mayoría. En general habrá servido para comprenderse mejor y relativizar lo que verdaderamente es importante y lo que no. Pero, sin embargo, una parte sufrirá síntomas de estrés post traumático por no haber sabido cómo resolver las tensiones psicológicas que les ha despertado la situación. Los niños van a vivir en primera persona estos cambios en sus padres.”
Ante todo, se deben tener en cuenta las emociones de los niños. La psicóloga clínica Mar Tesias, especialista en familias, aconseja que a los niños se les vaya contando cómo va el proceso “ofreciéndoles una información adecuada, clara y adaptada a su edad, para que posteriormente sean capaces de afrontar las situaciones que se planteen cuando llegue la normalidad”. Tesías destaca la importancia de tener en cuenta sus dudas y temores durante todo este tiempo y especialmente cuando regresen a sus entornos sociales. “Siempre tendremos que ser muy claros para explicar la forma de protegerse y de relacionarse de forma preventiva sin caer en miedos mayores. De nuevo, en este punto está la forma en que los padres afrontan esta situación. Si para ellos es muy estresante, es posible que para sus hijos también lo sea”. Si los adultos no somos claros, los niños recurrirán a argumentos fantasiosos para compensar la falta de información, por lo que recomienda con los más pequeños recurrir a “dibujos o representaciones gráficas sencillas para explicar cómo se produce el contagio, y ver en conjunto la evolución y el desenlace, les ayuda a integrarlo… Representar las actividades que les apetece hacer cuando termine el confinamiento, y ordenarlas comenzando desde las más factibles es otra manera de situarles en la realidad utilizando su lenguaje”. Todo esto nos permite hablar de emociones en casa y ayudar a los niños a que expresen sus miedos.
Pero, ¿qué hacer cuando el niño no habla de lo que ha pasado? “Aunque el niño no pregunte sería positivo averiguar qué piensa, cómo se siente, cómo cree que se podría resolver –nos recomienda Sonia Martínez, psicóloga y directora de los centros Crece Bien–así el niño podrá expresar su malestar, sus preocupaciones o miedos; los entenderá y los podrá manejar ahora o a futuro. Hay familias que nos dicen que muchos niños prefieren no hablar de la situación que vivimos y por la noche tienen pesadillas. El niño durante el día no quiere pensar en lo que le da miedo, y cuando llega la noche, y está relajado, comienzan a aflorar esos miedos”.
Trastornos del sueño
Los miedos nocturnos son una respuesta normal y transitoria a una situación anómala y como tal la tenemos que tomar sin culpabilizar ni dar más importancia de la que tiene, nos explica el pediatra Gonzalo Pin, especialista en medicina de los Trastornos del Sueño. “Durante el episodio, los padres deben transmitir seguridad. Deben atender a los niños en esos momentos, intentando tranquilizar y especialmente no estar al día siguiente cuestionando, preguntando por qué, para qué. Tampoco hay que darle más valor del que tiene e intentar hacer una vida lo más tranquila y saludable, sin negar la realidad, pero sin darle más valor de lo que toca”. Indudablemente se van a presentar más dificultades para iniciar el sueño o más despertares matutinos porque hemos perdido parte de las señales externas y las rutinas que nos colocan en el día, tales como la intensidad y las tonalidades de la luz exterior.
Lamentablemente el ser humano no tiene un botón de on-off y no pasamos de la vigilia al sueño de manera automática, sino que, según explica el doctor Pin “todos nuestros sistemas metabólicos van cambiando su actividad preparándose para el sueño y esto exige un tiempo”. La mejor manera de evitar trastornos del sueño después de este largo periodo de confinamiento es mantener las rutinas y “como la reincorporación a la vida libre va a ser progresiva y vamos a tener información, debemos ir adaptando paulatinamente, unos días antes, los horarios que tenemos en casa a los horarios que el niño va a tener cuando se reincorpore a la vida normal”, aconseja el doctor Pin.
Miedo a salir a la calle
Pero, ¿realmente sabemos qué efectos causa en los niños el haber estado tanto tiempo en el mismo lugar? Jesús Jiménez insiste en que depende de la personalidad del niño y del entorno en el que haya pasado el confinamiento. “Los niños que son más de acción y expansivos, son los que van a tener más síntomas como dolores de cabeza, irritabilidad, aburrimiento, cansancio, quejas e incluso agresividad. Todos estarán deseando salir a la calle, pero estos últimos son los que más lo necesitan, sobre todo necesitan relacionarse con otros niños”. En casos extremos se pueden llegar a presentar cuadros de crisis de ansiedad y es muy importante para los padres saber actuar en ese momento. “Además de darle afecto y cariño, y abrazarle si lo acepta –recomienda Jiménez– hay que tratar de comprender al niño y la causa de su ansiedad. Mantener la serenidad es importante, aprendiendo los padres a afrontar sus propias emociones adecuadamente, es decir, no limitarse a controlarlas, ni disimularlas, ni ‘trabajarlas’, ni ‘gestionarlas’, ni aceptarlas o reprimirlas. Para resolver las emociones negativas hay que entender sus causas internas y aprender a resolverlas. Si es necesario, con la ayuda de un especialista que sepa enseñar esto”.
La angustia, el temor y la incertidumbre puede provocar en un niño que llegue a somatizar. Jiménez advierte: “Es común que los niños que sufren, tengan vómitos espontáneos o diarrea, por ejemplo. Si los niños son comunicativos y los padres saben escucharles, se darán cuenta de lo que ocurre, pero si no lo cuentan, un indicativo es la agresividad sin motivo aparente, los cambios de humor o el mutismo inusual. La mejor forma de ayudarles es darles seguridad, que se consigue no forzándoles a que sean duros ni fomentando el victimismo, sino con afecto y cariño, con comunicación, escuchándoles y comprendiéndoles y a veces con una cierta firmeza, poniendo límites si es necesario”.
Pautas para dar seguridad a los niños tras el confinamiento
Por Sonia Martínez, psicóloga y directora de centros Crece Bien.
- Compartir en familia cómo nos sentimos. Ver y escuchar que los demás sienten miedos, enfados, tristezas junto a soluciones o propuestas, ayuda al niño a ver que las emociones forman parte de él, sentirlas es bueno y que él puede manejarlas y buscar maneras de sentirse mejor.
- Buscando una meta que, dentro de la situación, él pueda cumplir para que los abuelos estén bien, que la vecina enfermera pueda llegar antes a casa porque tenga menos enfermos que cuidar, que el primo que tiene asma esté bien…
- Ver junto a él que hay personas que se están encargando de solucionar la situación, que nos protegen y nos dan seguridad, como son los policías, bomberos, médicos, enfermeros… Aquí es importante evitar las críticas delante de los niños. De esta forma aprenderá a confiar en quien nos cuida y a relajarse.
- El futuro les puede crear incertidumbre, pero si les trasladamos lo que sí pueden hacer en el presente les ayudaremos a sentirse tranquilos.
- Hacer equipo en familia con un saludo, un nombre, un grito… creará el sentimiento de unión. También es importante que estos días recordemos que en la familia nos apoyamos, nos queremos, nos perdonamos, nos ayudamos… Le hará sentirse confiado.
- Apoyarse en los valores de la familia: la perseverancia, la paciencia, la valentía. Recordarlos en momentos de inseguridad les hará sentirse fuertes. Recordarles que les ayudaron y les ayudarán ahora a superar ese momento.
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