miércoles, 20 de mayo de 2020

Diario de Cuarentena DIA 63. CARTA PARA VITOR

Oviedo 20 de mayo 2020

Mi querido Vitin:

Me preguntas cómo llevo esta cuarentena y te diré que estoy agotada, estoy muy cansada, trabajo más horas que nunca. El teletrabajo lleva muchas horas, y no soy capaz de cerrar el teléfono y decir hasta las 15:00 o las 14:30 como si estuviésemos en el instituto. No lo hago porque muchos de vosotros, de mis alumnos en estos días están haciendo el ayuno del mes del ramadán, y la mañana la pasan durmiendo, como muy pronto se levantan a las 10 y la vida en casa es un mundo, organizar los horarios, encontrar la forma de compatibilizar los tiempos de atención a la escuela online con la vida familiar no los negociamos, porque nos pilló a todos sin experiencia en estos lindes, y me cuesta imponer unos límites en territorios en los que no debo meterme y negociar a estas alturas la forma ya creo que no tiene mucho sentido. Así que vivo con la incertidumbre de saber si podré conectar con Fátima a una hora en que estemos las dos, le escribo y le sugiero una hora en el wasap y no me contesta, sale la flecha azul, pero no sé si es que sí o no. Eso me enerva bastante, esos silencios que no sabes cómo interpretar porque no sabes si no les interesa, si no saben si podrán estar, y la pérdida de tiempo es importante. La planificación del tiempo es importante, porque tiempo es lo único que tenemos, esa es nuestra única propiedad real, somos dueños de en qué empleamos el tiempo. Y malgastarlo en esperar delante de estas pantallas que me roban visión, ya veo cada vez peor, son demasiadas horas delante de ellas para lograr pocas cosas. Escribo correos, creo grupos en el TEAM, hay gente que contesta otros no, otros después de unos días. La flexibilidad tiene que ser mucha, y flexible creo que soy pero hay fronteras que no soporto que se quebranten. Esos límites son no dejar a la gente a las personas tiradas, mantener la comunicación y tratar de solventar los conflictos que surjan que son normales, esperables. Hay que negociar, como negociamos tú y yo con la entrega de las tareas con los materiales,… Tú  eres de las personas más fáciles de comunicarse y de expresar, avanzar, aunque no lo creas más que muchos adultos.

Luego está la situación de encierro, de vivir en esta jaula en la que se han ido muchas personas, los muertos son muchos, pero en la segunda semana se murió mi querida Hanzada, mi alumna siria que recién cumplió nueve años. Llevábamos un año y tres meses luchando contra un tumor feroz que le arrebató su infancia, transformando su cuerpo en una adolescente, con muchos cambios físicos, con mucho dolor. Los niños no deberían morirse antes que sus padres, eso es antinatural y para mí es la primera alumna que se me muere, y digo se me muere porque es un poco mía también. Su última semana de vida cree un jardín para ella en el blog, en el otor blog, EL JARDIN de HANZADA, y día a ´día le envié flores que le pintaron muchas personas, muchas amigas y las vio, sabía que el último jardín seria el Taj Mahal, hablarle de flores, de luz ponía un aire de alegría en ese proceso de dejar el cuerpo, y ser luz. Ella es luz, luz pura y resplandeciente.


ttps://castellano2lengua.blogspot.com/search/label/EL%20JARDIN%20DE%20HANZADA

Mi energía el último año estaba para ella, me llamaba diciéndome que estaba ingresada en el hospital y salía corriendo a su habitación en la séptima planta donde nos reíamos, ahí hace meses tuve que ponerme la primera mascarilla, el traje completo para verla en la habitación porque se aburría y me llamaba para que fuera si podía ir a verla. Y cómo no iba a ir. La última semana de su vida estaba en casa con sus hermanos, mis niños Musa y Omar que querían matar a los médicos porque no dejaban que fueran a verla cada vez que ingresaba para recibir el tratamiento y yo les explicaba lo que eran las defensas, los virus, el peligro que tenía para ella verlos mientras le daban el tratamiento que la hacía vomitar, dolerle la cabeza, dormir. Pero incluso en los momentos de mayor dolor siempre sonreía y se alegraba al verme, las dos nos incendiábamos el corazón la una a la otra juntas y la alegría explotaba, nos reíamos, me preguntaba:  ¿Qué eso de operar? Mañana me operan, explícame profe. Y sus dos últimas noches de vida las pasó en el hospital con su madre y el móvil, un móvil en el que estábamos conectadas, escribiéndome emoticonos que lo decían todo, porque no saben mucho español, pero el sentimiento y conocer la situación te ayuda a entender. Esa forma de acompañar a su madre a ella en esos momentos tan duros, a través de un móvil enviando canciones, palabras que se anudaban en mi garganta pero eran necesarias para aliviar la soledad tan grande de esa madre en una habitación con su hija muriéndose, adormilada, sin poder ya abrir los ojos, pero oyendo. Le mandaba la sura que se escucha cuando un musulmán muere para que encuentre el camino al jardín del Edén a su paraíso, y para consolar a la madre que la acompaña. Fueron un día y medio muy duros, los peores de mi vida. Quieres irte abrazarlas, pero no puedes salir y la ventana ese teléfono. Estoy triste, como comprenderás. Ella mi Hanzada es una fuente de inspiración, la energía que le dí durante este último año es como  si volviera a mi para seguir día a día con el blog, sacando adelante el trabajo con el móvil, ya que la mayoría miran lo que pueden con el móvil, No hay ordenadores, no hay dinero, no hay muchos datos y no se puede estar conectados horas y horas, así que tiene que ser algo breve y el reto es mayor, es más difícil. Algunos son pequeños y no saben leer ni escribir en español por lo que el trabajo de su padre de sentarse con ellos y traducir, explicar en el móvil es fundamental para que Islam y Abdullah puedan responder y su respuesta es increíble. Su padre es mis manos, es mi voz en la forma de lograr que hagan las tareas. Otros en cambio no contestan, es como tirar botellas al mar con mensajes. Y sigo tirando botellas, lazando botellas con mensajes de Richy. Mi títere un títere que estuvo conmigo años y años. Ahora vuelve a la escena con protagonismo, él es como mi alterego, él es el argentino que protesta y riñe, con su acento del español de la Argentina, otro español, en esta diversidad que me encanta. La vida es diversa, tan llena de matices, enriquece verlo y sentirlo así, es una fuente de aprendizaje. Y recibes lo que das, recibo el apoyo de mi querido Abdul Rehman que me diseñó la portada en urdu y árabe sobre ese universo que estamos creando y sus poemas en urdu y español que me envía, para que revise y me leer en las dos lenguas. Ya no es mi alumno, pero es como si fuera otro de mis hijos, otra persona que me dio mucha alegría, con la que lloré en una clase cuando él me preguntó: ¿Qué te pasa profe, no estás bien?-  Y no lo estaba, como no iba a estarlo si  me habían dicho que Hanzada tenía un tumor muy agresivo. Lloramos juntos, las lágrimas se deslizaban sin poder contenerlas ni él ni yo, y rezo por ella en árabe una oración que me gravó para que la enviara a su madre, en aquel sótano en el que le daba clase, húmedo, sombrío pero en el que reinaba una serenidad que generábamos entre él, su hermano Abdallah y yo al dar clase, responder a sus preguntas. Mi querido Abdul que tejió puentes y me envió otra sura en esos dos días para mi niña, y en el entierro al que solo pudieron ir su madre y su tío. Son momentos tan duros, nos enfrentamos a la muerte. Surgió ese cuento del Más allá y Como todo lo que nace para explicarle a Omar que Hanzada se había muerto, para decirle que ya no volvería del hospital. Y aproveché para trabajarlo con todos porque es un tema que nos toca a todos en esta cuarentena.

Como te decía envío botellas imaginarias, botella al mar, como dice el poema de Benedetti y no sé a qué costa llegarán, quien las lee, se que estamos ya cerca de las tres mil visitas en el blog pero no me contestan algunos que deberían formar parte de este blog y me preocupa. Me van llegando respuestas a las causas auténticas, más allá de las elucubraciones que pueda hacer sobre la mala situación económica que es una realidad para muchas personas, y para los extranjeros y extranjeras más aún. Y en esas respuestas a los ritmos de cada uno, me narran tragedias en las que los sueños con los que se iniciaron viajes desde otros continentes se rompieron y son ahora cascotes que cortan las entrañas y desgarran el corazón porque nacen niños, hermanos y hermanas pequeñas que quieren retornar al origen y el Estado de Alarma no permite hacer trámites que te permitan tener el pasaporte, poder comprar un billete de avión y retornar a casa, a la casa de unos padres ancianos enfermos a los que puede que no llegues a tiempo de poder despedir. La tristeza nos rodea, y tenemos que lidiar con ella, tratar de aprender la lección que nos toca, tenemos en momento de ahora. Mañana no existe, ayer ya se fue, es ahora lo único tangible, lo real.

En otro momento te contaré mis salidas a la tienda, en esta ciudad que me vio nacer y a la que reconozco cada vez menos. Pero ahora quiero que sepas que en estos días en que podemos salir hay que salir a tomar el sol, a respirar, a ver los árboles, a abrazarlos, a perder la vista en las cumbres de las montañas, y yo estoy deseando ver el mar, el mar que extraño tanto y me cura el corazón. Necesito irme a la playa, a mi orilla.

Sal por favor, sal aunque al principio te cueste, pero lo agradecerás. Dormirás mejor, y dormir es tan importante en este encierro. Sal, escucha música, pasea,…

Un abrazo  mi querido Vitor.

 


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