domingo, 31 de mayo de 2020
Acción solidaria con el SÁHARA: medio pan y un libro
Bubisher CANTABRIA POR EL SAHARA : LA SOLIDARIDAD QUE NO CESA
Cantabria por el Sahara se suma a la iniciativa del Bubisher “Medio pan y un libro”*
mayo 29, 2020 in Proyecto Bubisher
Carta de los escritores saharauis a la UNESCO y a los defensores de los animales
Carta abierta de escritores saharauis en el exilio a la UNESCO y a defensores de los animales
29.05.2020 - España - Redacción Madrid
Esta carta abierta, enviada a la UNESCO y a organizaciones y partidos políticos en defensa de los animales, es una iniciativa de los escritores saharauis en el exilio, Ali Salem Iselmu y Bahia Mahmud Awah, para «proteger الابل في المناطق المحتلة من الصحراء الغربية elbil esahrauía, el ganado camellar saharaui, violentado por los militares de Marruecos».
Por Escritores saharauis en el exilio
Decía Gandhi que «La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados». Cuando supimos de la triste noticia del ametrallamiento por parte del ejército marroquí de un rebaño de dromedarios saharauis que pastaba cerca del “Muro de la Vergüenza” marroquí que divide el Sáhara Occidental, y que no es la primera vez que sucede, cierta tristeza y consternación invadió nuestros corazones que sufren este largo exilio. Y es por ello este texto dirigido a donde pudiera hallar nido y clamor para condenar esta barbarie contra el dromedario saharaui.
Alejados y divididos, la amenaza pende sobre la forma ancestral de vida de un pueblo nómada, que desde el Sáhara Occidental se ha trasladado de un lugar a otro en compañía de este venerado animal, que ocupa un lugar fundamental en la memoria colectiva e individual saharaui. Desde la ignorancia del ocupante es expuesto a una salvaje violencia y exterminio por una cultura que no respeta a un animal instalado en el corazón saharaui. El pasado 13 de mayo nos llegaron desde los territorios saharauis ocupados crueles imágenes en las que se veían varios dromedarios mutilados y muertos por heridas de minas y balas del ejército de Marruecos desplegado en esta zona del territorio ocupado del Sahara Occidental desde los años ochenta, en la región de Guelta. Marruecos hasta la fecha se niega a respetar la fauna, la flora y la vida de los nómadas saharauis que se han desplazado con total libertad en este territorio hasta 1975 fecha de su invasión por parte de Marruecos.
Testimonio de la familia del nómada saharaui afectada en dos casos, Mohamed Lamin Uld Elbarnaui y que ha perdido tres dromedarios en estos ataques de los militares marroquíes.
“Ya son tres dromedarios que me han matado. Fue el 5 de mayo, era un rebaño compuesto por madres y crías que estaba buscando pasto en las cercanías del sector de Guelta, donde está desplegado el 18 batallón del ejército marroquí en el muro. El rebaño se acercó a la zona minada, y allí es donde pisó una mina y se explotó, y los militares del batallón desde sus posiciones dispararon ráfagas contra el resto del ganado que salió huyendo; batieron e hirieron algunos. Y las crías pudieron escaparse asustadas de las ráfagas, alejándose hacia el este del muro. El 15 de este mismo mes de mayo ametrallaron otro grupo de dromedarios en la misma zona y también es de mi propiedad y es donde reventaron el vientre de una de mis camellas, como habréis visto en una horrible imagen que le tomaron mis hijos”. ASPDCPS(1)
Muchos rebaños de dromedarios al igual que otros animales salvajes como la gacela, el antílope, el avestruz han desparecido de su hábitat natural, debido a los bombardeos de la aviación marroquí, la siembra de más de ocho millones de minas en el territorio y la persecución diaria del dromedario en sus desplazamientos en busca de pasto y agua en un espacio dividido por militares, armas y minas.
El conflicto político que se vive desde hace más de 40 años, en el que el pueblo saharaui sigue luchando por su derecho a recuperar su territorio, ha condicionado la vida y los lugares de pasto de muchos rebaños de dromedarios, impidiendo su vuelta a los pozos donde abrevaban agua en los meses de verano o su acceso a los lugares de pasto durante el otoño.
El dromedario es el animal que ha permitido a los primeros grupos humanos que colonizaron el Sáhara Occidental conquistar el desierto. Y desde el s. XII fue durante mucho tiempo el único medio de transporte y de sustento económico que usaron los saharauis para ir a los mercados y desplazarse de un lugar a otro. Fue el medio que usaron en su lucha de resistencia anticolonial hasta finales del siglo XX. Fue leyenda en versos de clásicos de la literatura saharaui, creando cariñosos apodos como Eziyigh(2), Lehmami(3), Eshayal(4), Elmetjoumi(5), siendo parte indivisible del acervo literario e histórico saharaui.
Dispararle a un animal indefenso como el dromedario que constituye un elemento de identidad en la cultura saharaui, es un acto deleznable, vil y una agresión sin precedentes contra la fauna que ha vivido durante miles de años en el Sáhara.
Esta acción del ejército marroquí de disparar de forma indiscriminada contra los dromedarios, sus pastores y prohibir las jaimas que están hechas de la lana de este animal, constituye una violación contra la naturaleza y la cultura del pueblo saharaui. Y un desafío a las convenciones internacionales sobre la cultura de los pueblos y sus prácticas sociales.
Los saharauis son conocidos por su sabiduría, conocimiento del territorio y respeto a la naturaleza. Han tenido muchos rebaños de dromedarios nomadeando por todo el territorio del Sáhara Occidental. Se han cantado en homenaje a este animal hermosos poemas en hasania y en español. Como este poema de Mohamed Salem Uld Abdelahi.
Oh, tú, mi camello Ziyig,
aplaca las cataratas de lágrimas
que vierten tu ojos,
reprime tu berrido
y aguanta el silencio
que te impusieron.
O estos versos de Bahia MH Awah en los que tampoco falta el reconocimiento y admiración por la presencia de este animal en la literatura, tradiciones y filosofía saharaui.
Fuente de mil aguerridos versos,
amigo del bohemio poeta,
compañero del bauah(6) de charcas,
regalo nupcial de padre a hijas,
fortuna moral en el corazón beduino.
Así sentían los eruditos saharauis a este animal, cuando galopaban sobre sus lomos en busca de una nueva lluvia, alejada de muros llenos de minas y ejércitos que disparan contra animales indefensos que huelen el agua a cientos de kilómetros y hacia ella se dirigen.
Los escritores saharauis, desde el exilio, desde los territorios ocupados y desde el confinamiento en los campamentos de refugiados en el sur de Argelia apelamos a la conciencia de las organizaciones internacionales de defensa de los animales, a la organización de la UNESCO, a los intelectuales y académicos del mundo para condenar este crimen y exigir a Marruecos que cese la brutal violencia contra los dromedarios del Sahara Occidental, la verdadera brújula que ha recorrido el Sáhara en busca de una pradera verde donde florece la vida. También exigimos que termine la persecución contra sus dueños y pastores, que se han convertido en un objetivo a eliminar dentro de una política intencionada, diseñada por Marruecos y sus militares para arremeter contra el modo de vida y las tradiciones de los nómadas saharauis, cultura opuesta y diferente a la de ellos.
Enlaces:
http://larealidadsaharaui.blogspot.com/2020/05/condena-de-la-aspdcps-al-crimen.html
http://nuchatta.com/2020/05/13/767/
1.- Asociación Saharaui por la Protección Difusión y Conservación del Patrimonio Saharaui, con sede en los territorios ocupados del Sahara Occidental en los Campamentos de Refugiados Saharauis.
2.- El dócil
3.- El palomo como símbolo de paz
4.- El zancudo
5.- El bravo
6.- Hombre certero en su palabra, experto en buscar agua en el desierto, tanto para su familia como para abrevar a los grandes rebaños de dromedarios.
sábado, 30 de mayo de 2020
Tokal: matrimonios polígamos en Kazajstán
En la tradición kazaja se permite la poligamia. 'Tokal' es como se denomina a la segunda y posteriores esposas. En el Kazajistán de hoy, esta práctica tiene tanto detractores como partidarios.El hombre polígamo cree firmemente que lo es por naturaleza y que así debe ser. Sus argumentos, entre otros, son que hoy en día, en Kazajistán hay 7 mujeres por cada hombre y si proliferan las familias monógamas, en el futuro habrá 50 mujeres por cada hombre.
viernes, 29 de mayo de 2020
Pintoras en la historia
Inventar una nueva escuela
Francesco Tonucci: "Cuando empecemos de nuevo, deberemos inventar otra escuela"
Desde Roma, el célebre pedagogo italiano propone sacar las tareas en cuarentena y que la casa sea un laboratorio. Y para después del virus, aboga por aulas desjerarquizadas y centradas en la diversidad.
"Me arruiné las vacaciones". Francesco Tonucci sonríe al otro lado del teléfono y menciona una agenda interminable de videollamadas (con colegas, funcionarios, periodistas) que le impide un consumo típico de cuarentena, como libros o series. "Y va a seguir, porque me preguntan mucho por el después", agrega en perfecto español. Tonucci habla del Covid-19, como todos en estos días, pero especialmente de las infancias y de la escuela en este contexto de crisis, ilusionado con que sirva como oportunidad para cambiar el modelo educativo imperante.
Un currículum a las apuradas dirá que es pedagogo, escritor, dibujante, investigador y creador del proyecto internacional La Ciudad de los Niños y las Niñas, que se replica en más de 200 localidades de todo el mundo –unas 30 en la Argentina–, en las que se propone dar voz a los pequeños y brindarles espacios públicos donde puedan jugar en libertad. Uno de los que habló con él esta semana fue el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que apoyó su iniciativa de que, cuando se abran completamente las ciudades, se les deje el primer día solo a los chicos y chicas, para que jueguen y las disfruten como nunca las vieron.
Francesco vive en Roma, "con el miedo de una persona vieja como yo, y la preocupación de que no se generen más problemas ahora que todo se empieza a abrir". Lo que más lo angustia es que hace más de 70 días no puede ver a sus hijos y, sobre todo, a sus nietos. "Estoy solo en mi casa, aislado, como todos, abriendo la puerta una vez a la semana para comprar". Al segundo se corrige. De hecho, el miércoles dio un paseo por su barrio, en la periferia de la capital italiana, por primera vez en dos meses. "Hice tres kilómetros, paseando por calles y monumentos que no conocía, cerca del Cementerio del Verano, que sorprendentemente tiene nombre español y aquí nadie sabe qué significa. Después de 50 años de transitar una ciudad que vive de manera caótica, con un movimiento espantoso, verla vacía es un efecto muy fuerte... Qué poder tiene un virus para conseguir parar el trabajo y el tráfico, dos dioses de nuestra cultura. Pensemos que aquí la contaminación aérea produce el doble de muertos que el Covid".
-¿Qué le dice su nieta de doce años?
-Lo mismo que estamos recogiendo de los chicos de nuestros Consejos de Niños de todo el mundo. Cuando empezó todo este rollo, me golpeó mucho que todos buscaran expertos para dar consejos a padres y maestros y nadie se preocupara por preguntarles a los niños qué pensaban y qué proponían, por lo cual le pedí a alcaldes e intendentes de nuestra red de ciudades, que convoquen al Consejo de Niños. Y lo que sale de esos testimonios son tres cosas básicas. Lo principal: les faltan los amigos. Esto ha sido mal interpretado, creyendo que decían "me falta la escuela". Pero no: les falta la escuela porque es el único lugar donde se encuentran sus amigos. Décadas atrás, se los encontraban en la calle, en el tiempo libre, para hacer otras cosas, inventar, jugar, y en la escuela estaban los compañeros de clase. Ya no es así: se perdió la calle. Lo segundo que dicen en las encuestas es que les gusta pasar tiempo con sus padres. Es un regalo de la pandemia. Muchos niños o no los conocían o los veían casi de casualidad. Ahora tienen que compartir y participan de las cosas de la casa. Lo tercero: todos manifiestan que están hartos de la tarea de manera virtual. Es algo que la escuela no ha entendido que no debía hacer. Por eso propuse aprovechar la casa para que sea un laboratorio, y que sean las acciones con los padres las verdaderas tareas, no las del libro de texto. Aprender a cocinar, coser, recuperar las fotos, pintar, y que la escuela trabaje con los niños sobre estas experiencias. Si "hacen pasta” y nada más, no sirve; veamos si hay matemáticas dentro de la cocina: hay pesos, proporciones, tiempos de cocción. O aprovechar para hacer lengua, escribiendo recetas, que no es escribir cualquier texto, debe ser útil para que otra persona que no me conoce pueda repetir el mismo plato. Cuando el mundo se amplíe de nuevo fuera de las casas, me gustaría que la escuela no perdiera este descubrimiento: que se puede trabajar sobre el mundo, el barrio, las historias, la naturaleza y los problemas ambientales, y no sobre los libros de textos.
-¿Cree posible un cambio en la escuela después de la pandemia?
-Clases y tareas en este tiempo son cosas que no tienen sentido, porque vivimos situación extraordinaria, no puede ser que la escuela siga como antes. Pero esta manera de interpretar la educación y la escuela no debe ser sólo en tiempos de crisis y coronavirus, sino para siempre. Los cambios cuestan. Normalmente, las estructuras intentan quedarse iguales para siempre. La escuela italiana adoptó como lema en esta crisis: "La escuela continúa". Sería un “seguimos como antes”. Y es algo paradójico: ¿cómo que no cambia nada si cambió todo para todos? Pero si la mayoría piensa que la escuela no tiene que cambiar, vendrá agosto u octubre y todo seguirá igual. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para lanzar una idea nueva de una escuela que corresponda a lo que nuestra sociedad necesita.
-¿Y qué necesita?
-Por ejemplo, la diversidad. En la escuela hay niños de culturas y lenguas diferentes, minorías indígenas, niños con discapacidades, de diferentes sectores sociales, niños pobres que en este momento manifiestan limitaciones porque no tienen aparatos tecnológicos para conectarse con la escuela. El tema de fondo es que hay una idea equivocada de que la escuela debe ser para iguales, entonces todas las veces que alguien no es igual a los demás se considera un problema. Y la verdad es que los niños son diferentes uno del otro, por lo cual si queremos hacer una propuesta educativa democrática y eficaz, tenemos que hacerla para diferentes, y no para iguales. Lo dice la Convención de los Derechos del Niño, a la que Argentina adhirió hace 30 años con carácter constitucional: la educación no tiene como objetivo que todos consigan los mismos resultados. El propósito de la escuela y la familia en conjunto debe ser que los chicos descubran sus aptitudes, vocación y talento, sus inteligencias, y una vez que cada uno descubrió su camino, ofrecerle los instrumentos adecuados para desarrollarlo hasta el máximo nivel posible. Por eso tiene que haber diversidades en la escuela, y trabajar sobre lo bueno que cada uno tiene, no sobre lo malo. Con los mismos textos para todos, pensados desde un ministerio casi siempre desde la capital del país, la escuela está dejando afuera a un porcentaje enorme de alumnos que no nacieron para ser literatos o matemáticos, que quieren ser músicos, pintores, deportistas, arquitectos o mecánicos. Hay una injusticia. Una propuesta igual para desiguales.
-¿El Covid-19 es una oportunidad para pensar en una escuela diferente?
-La crisis, como dijo Albert Einstein, puede ser una bendición, porque produce progresos. Espero eso, especialmente para casos como el de la Argentina, donde las autoridades parecen motivadas a impulsar cambios y no la conservación. Las escuelas que mejor funcionan en el mundo, como las de Finlandia, no tienen exámenes; hay muchas menos horas de cursada a lo largo del año; empiezan la primaria a los 7 años y no hay tareas. Se hace mucho hincapié en repetir o pasar de año, y eso no es lo central. Cuando empecemos de nuevo, tendremos que inventar una escuela que hoy no existe. No es verdad que vamos a poder volver a la escuela de antes; porque el virus nos obligará, con las condiciones de distancia y de cuidado, a pensar cosas totalmente distintas. Aquí, por ejemplo, hemos analizado la posibilidad de dividir las clases en dos grupos, uno en casa y otro en la escuela, e ir rotándolos. Pero lo principal es que tenemos que idear una escuela pensada de otra manera. La debilidad es que se funda en una base jerárquica y que los de la misma edad saben lo mismo, creyendo que cuando empiezan el proceso escolar no saben nada y después empiezan a saber lo que los maestros supieron pasarles. El mérito del aprendizaje se pone siempre en los niños: si no aprenden, no se castiga al docente que no supo enseñarles, sino al alumno que no tuvo capacidad o no quiso aprender. Podemos abandonar la idea de la clase con pupitres en la que los alumnos escuchan y repiten, y pensar que trabajen entre ellos. Si tenemos grupos de 6 a 12 años, hasta se pueden manejar solos, por lo cual un profesor puede lanzar propuestas, o crear grupos de trabajo que luego supervisa. En este momento, donde tenemos que enfrentar una situación nueva y problemática, mezclar edades lo haría mucho más fácil.
-¿Cómo están los niños en estas semanas en las que les cambió el mundo?
-No se los escucha, en casi ningún lugar, excepto en países como Finlandia o Nueva Zelanda, que no casualmente son liderados por políticas mujeres, que desde el principio les hablaron a los niños. Los niños valen poco porque no votan. No están en agenda. Y si la escuela quiere modificar la relación con ellos, no puede repetir siempre lo mismo. El tema central es si la escuela es consciente de que hay que cambiar: así como era ya no funcionaba desde antes de la pandemia. No es que antes funcionaba bien y entonces lamentamos no poder seguir como antes. No. Muchos niños se aburrían, no seguían la clase, y después olvidaban lo que habían aprendido. Era una estructura débil, incluso en el aula. Por eso me gustaría una escuela donde todos los espacios se utilicen como talleres y laboratorios, con muchísimas propuestas distintas: baile, música, física, huertas, ir moviendo a los grupos. En estas épocas puede ser útil la idea de la jornada escolar como un recorrido y no como una estancia. Hace 30 años que lo propongo, pero ahora parece que llegó el momento en el que a los gobiernos que me consultan les parece viable. Algo bueno habrá hecho este virus maldito.
Que las ciudades sean para los niños
Una de las propuestas de Tonucci para estos tiempos de pandemia apunta a que, el día que "reabran" las ciudades, cuando todo vuelva a una mínima normalidad, se las entreguen por 24 horas a los niños y las niñas. "Lo lanzamos como proyecto internacional de la Ciudad de los Niños. La gente puede firmar la petición en nuestra página lacittadeibambini.org/o en nuestro Facebook. Lo que decimos es que esta crisis tuvo errores sanitarios, víctimas (sobre todo nosotros, los viejos), y ha tenido campeones, que son los niños. Porque resistieron al virus, no por mérito de ellos solos, claro, pero viven esta temporada muy larga, encerrados en casa, que les significa algo incomprensible, y lo están haciendo muy bien. Darles un día la ciudad vacía para que jueguen y la disfruten en libertad, como nunca han podido, y como les gusta a ellos, sin tráfico, peligros ni contaminación, es el regalo que les podemos hacer a modo de agradecimiento".
Hizo llegar su iniciativa a los 200 alcaldes de las localidades que forman parte de la red internacional, entre ellas varias argentinas. Tonucci menciona a Arrecifes y a Rosario, una de las históricas desde que el proyecto de la Ciudad de los Niños arrancó en mayo de 1991, con la idea de que "los niños asuman un papel activo en el proceso de cambio, participando de forma concreta en el gobierno y en la delineación de su ciudad, apropiándose de nuevo del espacio urbano".
También le comentó al ministro de Educación, Nicolás Trotta, la iniciativa de liberar un día las ciudades para los niños: "Prometió que se iba a sumar a la petición, igual que Rosario o Neuquén. Es más una decisión política que educativa. Sé que es una propuesta muy utópica, pero lamentablemente todo el tiempo que proponemos algo para niños, es utópico".
Pruebas Pisa
Afirma Tonucci: "La escuela sigue siendo la escuela de lengua y matemáticas, y el resto es algo que si hay, hay, y si no, no importa, como las Pruebas Pisa que toman estas dos o tres competencias y las miden por igual en todos los países sin tener en cuenta las diferentes realidades. El niño mapuche ve distinto la vida del que vive en Palermo o en una villa miseria, todos tienen el mismo derecho de aprender, y lo hará mejor cuanto más pueda examinar su propia realidad".