¿Quiénes son? ¿De qué huyen? Se recogen diferentes documentales en diferentes partes del mundo para conocer la crueldad a la que puede llegar el ser humano, saber qué pasó para que nunca más se repita.
viernes, 29 de marzo de 2024
miércoles, 27 de marzo de 2024
Aniversario de❤️Hanzada al Zuhri
27 de marzo de 2024 hoy es se cumple un año más del día en
que Hanzada al Zuhri desencarnó de ese cuerpo menudo, frágil en el que a sus
nueve años experimentó un crecimiento
anodino, desmesurado, la vida de una mujer se aceleró en su cuerpo, en sus glándulas
y nos arrebataron el calor de su cuerpo a nuestro lado.
_ Mamá me cuida muy bien y mucho. Tiene que dormir, está
cansada. Dile que duerma.
En los momentos de mayor fragilidad y dolor mostraste la gratitud,
el amor, la ternura, la curiosidad, la alegría que se desbordaba cuando entraba
por la puerta y tu tío decía: - Mira quién vino,… -
Hanzada vivirá en nuestro corazón y en nuestra memoria.
lunes, 18 de marzo de 2024
miércoles, 13 de marzo de 2024
domingo, 10 de marzo de 2024
Poema de Gioconda Belli
Con estos poemas celebramos el Dia de la mujer trabajadora, poemas de Gioconda Belli sobre ese exilio que viven los refugiados y refugiadas.
La palabra como patria que nos ayude a crear un nuevo universo más libre e igualitario que desde el respeto a la diferencia se enfoque en construir desde el respeto, el compromiso y la libertad
viernes, 8 de marzo de 2024
Iitissame Lachgar
Ibtissame Lachgar, la chica "más odiada de Marruecos”
La conocida activista marroquí del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales pasó por Melilla para reivindicar los derechos LGTB en el Orgullo del Norte de África
Ibtissame Betty Lachgar es el nombre que se encuentra detrás de todos los actos más polémicos y reivindicativos que han tenido lugar en el Marruecos del siglo XXI. Fue esta psicóloga clínica quien, en 2009, tomó partido en la organización de un picnic a plena luz del día en la ciudad de Mohammedia durante el mes de Ramadán; también convocó, en 2013, un ‘kiss-in’ público en Rabat en solidaridad con los adolescentes de Nador arrestados ese mismo año por subir una foto besándose en Facebook; fue quien formó parte del grupo de activistas que, en 2017, tiñó una fuente rabatí de color rojo con colorante alimenticio como acto simbólico para el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Amenazas de muerte
Lachgar no se esconde, a pesar de las amenzas de muerte, de violación o de haber sido incluida, desde 2015, en la ‘lista negra’ del ISIS: “he sido la chica más odiaba de Marruecos”, dice riendo. Tampoco le teme a una sociedad esclava de la cultura del ‘qué dirán’: a través de MALI (Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales, del que es co-fundadora y portavoz), organiza y participa en actos reivindicativos en defensa de cualquier tipo de libertad. Por ello, junto con un grupo de marroquíes LGTB, se trasladó a Melilla el pasado sábado para celebrar la XVI edición del Orgullo del Norte de África.
“MALI es el único movimiento de desobediencia civil que existe en Marruecos, por eso nuestras acciones le provocan un shock a la gente”, apostilla. Para el movimiento no existen las fronteras, el color de piel o la religión, además, es el primer colectivo marroquí que se considera abiertamente universalista, feminista, secular, pro-aborto y pro-LGTB.Por ello, Lachgar describe MALI como un movimiento ‘avant-gardé’ y se lamenta de que la sociedad civil no entienda bien las causas por las que luchan. La psicóloga marroquí le echa la culpa de forma parcial al relativismo cultural: “los Derechos Humanos son universales e interdependientes y eso, en países musulmanes como Marruecos, es un gran problema. Ellos lo que quieren son ‘Derechos Humanos Halal’ y no, si luchamos por nuestros derechos, luchamos por la totalidad de ellos”. Por esta razón Lachgar considera imposible que pueda existir una pugna real por la libertad y la democracia en el seno de una sociedad donde existen unas pautas muy marcadas de ‘qué está bien’ y ‘qué no está bien’. “Es por eso que la sociedad civil margina este movimiento. Si esta sociedad no nos ayuda, ¿qué podemos esperar de nuestra opinión pública, de la gente?”.
Más conservadurismo
La activista también advierte del viraje hacia el conservadurismo que ha observado en la sociedad marroquí actual. Considera que la llegada al gobierno del partido de los islamistas (PJD, Partido de la Justicia y el Desarrollo), internet y la sintonización por satélite de canales de corte radical provenientes del extranjero están ayudando a la proliferación de mensajes misóginos y violentos de gran calado en las redes. Del mismo modo, critica el desgaste del sistema educativo: “Marruecos es un país musulmán, ya que el islam es la religión del Estado y el monarca obedece a la condición de Príncipe de los Creyentes. Por eso la asignatura de religión es obligatoria en los colegios”, indica.
A la portavoz de MALI tampoco se le olvida apuntar hacia Europa para contextualizar el porqué del giro que ha tomado la sociedad marroquí hacia ‘lo conservador’. Concretamente, pone el foco en la creación de guetos de migrantes en países como Francia, Bélgica y Holanda. “Esto tiene una explicación desde el punto de la psicología clínica: cuando atacan tu identidad, tú lo que haces es contraatacar. Después de eso, cuando esos marroquíes vuelven de visita a sus países de origen, le imponen a sus allegados lo que tienen que hacer, cómo tienen que vestirse y cuándo rezar”.
Atea y secular
Ibtissame, aun siendo atea, se posiciona a favor del secularismo, una corriente de la que, según cuenta, “la mayoría de personas en Marruecos desconoce su significado”. Lachgar se siente molesta cuando la gente acusa a MALI de ser un movimiento que promueve el ateísmo: “yo soy atea, pero este movimiento es secular y está integrado por personas de todo tipo de creencias, no nos importa que seas judío, musulmán o ateo. La religión pertenece a la esfera privada y por eso nos posicionamos en contra de la enseñanza religiosa en las escuelas”.
El acoso sexual en las calles es otro de los quebraderos de cabeza de ella y de otras muchas mujeres. La activista recuerda el caso de la turista alemana que se dedicó a viajar por todo el mundo y que, sin embargo, en el país duró solamente dos días. “Es horrible, viajó por todo el mundo y, sin embargo, no lo pudo hacer en Marruecos por culpa de toda esta mierda”, indica.
El perseguir y piropear obscenamente a las mujeres por la calle es un mal del que incluso pecan muchos hombres de mente abierta: “muchas personas progresistas no saben qué es el significado de acoso, piensan que esos actos se tratan de un simple flirteo”, apunta. Lachgar señala que “mucha gente no entiende que eso también es violencia hacia las mujeres” y, por ello, considera que es tan difícil cambiar esas mentalidades. “A pesar de ello, nosotros y otras muchas organizaciones trabajamos para cambiar eso, porque, además, no es un asunto tabú, como lo es la religión o los asuntos relacionados con el colectivo LGTB”, comenta.
Al hilo de lo anterior, el pasado sábado Lachgar se presentó en el pasacalles del Día del Orgullo LGTB de Melilla con una bandera de Marruecos cuya estrella de cinco picos lucía los colores del arcoíris “a modo de provocación”, según relata. Con ella iba un grupo de jóvenes ocultando sus rostros con máscaras. Aunque el artículo 489 del código penal marroquí castiga la homosexualidad con penas desde 3 a 6 años de cárcel, la activista señala que este castigo no es un gran problema si se compara con las agresiones físicas que pueden llegar a sufrir por parte de familiares y gente de su entorno.
Ibtissame menciona a su madre, que a menudo le recuerda la frase de: “no tengo miedo de que vayas a la cárcel, sino de lo que te puede hacer la sociedad”. La activista lo tiene claro: “nunca tengo miedo, ni de la policía, ni de la cárcel, ni de la muerte. Por eso soy como soy”.
MALI movimiento a favor de las libertades individuales en Marruecos M.A.L.I.
Betty Lachgar, la mujer que enfrenta el régimen marroquí: "Hay que quemar el Código Penal"
La activista de la organización MALI ha liderado protestas como tratar de comer un bocadillo en la calle en pleno Ramadán o promover el primero orgullo gay del país para denunciar la falta de libertades.
17 marzo, 2021 09:08"Con todos los problemas, la difamación, los insultos... Vendrá bien que la prensa española hable de nosotras", contesta la marroquí Ibtissame Betty Lachgar cuando MagasIN le propone una entrevista para contar su historia unida al Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI).
Es el único colectivo de desobediencia civil en Marruecos, cuyas acciones en ocasiones desembocan en persecución o detención por parte de las autoridades. Sin embargo, Betty Lachgar no tiene miedo.
Todo comenzó con un célebre picnic al aire libre a plena luz del día durante el ramadán de 2009. Un grupo de activistas intentaron sacar unos bocadillos para comer en la estación de tren de Mohamedia, una localidad costera entre Rabat y Casablanca. El objetivo era denunciar el artículo 222 del código penal marroquí, que castiga la ruptura de ayuno durante el mes sagrado con hasta seis meses de cárcel. Enseguida fueron rodeados por un centenar de policías.
Después Lachgar organizó el primer orgullo gay en el centro cultural holandés de Rabat, colaboró con el barco de la ONG holandesa Woman on Waves, que se usa para realizar interrupciones del embarazo en aguas internacionales; convocó un kiss-in delante del Parlamento en solidaridad con una pareja de adolescentes detenidos por besarse; tiñó de rojo las fuentes del centro de la capital marroquí con motivo del Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres; y ahora lidera la campaña contra los test de virginidad #StopVirginityTest.
Ni los ataques ni las detenciones ni las amenazas han podido con esta psicóloga clínica mitad marroquí mitad francesa. Ha renunciado a vivir en Europa a tiempo completo para seguir combatiendo y luchando por las libertades de las mujeres en Marruecos. Es infatigable. Atiende a MagasIN, entre una sesión de fotos y una entrevista para la BBC. La fuerza y la valentía también son rasgos de su personalidad.
Superó un cáncer grave con solo 20 años. Ahora vuelve a lucir la cabeza calva. Se ha rapado el pelo, pero por otro motivo bien diferente: luchar contra la imagen patriarcal de feminidad que llevan a cuesta las mujeres.
Pregunta.- ¿Considera que la sociedad civil marroquí entiende las causas por las que lucha MALI?
Respuesta.- No, la sociedad civil entiende bien el código de MALI. La gran diferencia es que Mali es vanguardista, y comenzamos a hablar en Marruecos de ciertos temas sensibles y tabú, como la libertad individual, la libertad de conciencia, la homosexualidad, la libertad sexual, el aborto, etc. Y, sobre todo, MALI no forma parte de lo políticamente correcto. La desobediencia civil y las acciones son las cosas que los medios militantes marroquíes todavía no han integrado. Sí lo han hecho en Latinoamérica o Europa, pero en la región MENA es muy raro, solo Túnez ha empezado un poco. Son métodos que todavía no están integrados en la cultura militante.
P.- ¿Cuál podría ser la solución para educar a esta sociedad?
R.- Continuar haciendo campañas y acciones; acudir a los espacios públicos y hablar sobre estos temas. Es necesaria más movilización entre asociaciones y colectivos para hacer cosas. Paralelamente a la militancia civil, pienso que el Estado juega un rol en la educación. El ministerio de Educación Nacional tiene que mejorar y cambiar el programa escolar y difundir los mensajes a través de los medios. Hay muchos temas que no son tratados. Es un poco complicado tocar temas como la libertad individual y los derechos de las mujeres en una sociedad misógina con un partido en el poder islamista.
P.- ¿Qué problema urge resolver en Marruecos?
R.- Para mí los derechos humanos, los universales, que están prohibidos. Muchos, incluso militantes, confunden derecho y necesidad. No podemos luchar por los derechos y poner el derecho a un lado. Es indivisible, y cuando mueves uno, a la fuerza vamos a mover otro, juntos. El derecho a la sanidad es esencial prioritario, el derecho sexual y reproductivo. No debemos olvidar que hay personas detrás que son potenciales víctimas, tenemos que respetar los derechos humanos y la dignidad. Sin dejar a un lado que las primeras víctimas son las mujeres y las niñas.
P.- Se ha ido remendando el código penal marroquí, pero no hay un cambio definitivo de ese texto.
R.- No solo está el Código Penal, sino también el Código de la Familia, la Mudawana, con artículos sexistas y liberticidas. Se necesita más que una reforma, una refundación. Hay que comenzar de cero. Hay que quemarlo y recomenzar. Nuestra lucha es laica porque hay que separar la religión y la política, que la religión no forme parte de la vida privada. El cambio va a ser muy difícil, lo veo imposible. Creo realmente que la lucha por la laicidad y la libertad de conciencia es el pilar número uno para poder acceder a nuestra libertad.
P.- Los marroquíes siempre hablan de "esquizofrenia" entre los diferentes niveles de leyes -la jurídica, la de la calle y la islámica. ¿Es eso lo que crea esa especie de confusión?
R.- Sí, hay una hipocresía social, y es una lucha también de MALI. Es por eso quizás que la lucha de MALI no se comprende. He sufrido este año muchos ataques porque he dicho abiertamente las cosas, e incluso la gente progresista estaba sorprendida, porque es educada en la cultura de esconderse. Es una urgencia intentar deconstruir esa hipocresía social de esconderse. No es así como podemos esperar el cambio de la ley y la mentalidad.
P.- Parece nunca tiene miedo... ¿Cómo gestiona todos esos ataques?
R.- No, jamás siento miedo, nada. A pesar de la policía, de los arrestos, de las condenas, y las agresiones por la gente que te odia. Lo más difícil son los ataques de personas que me desean el mal, los ataques de difamación y de calumnias. Actualmente soy víctima de acoso por una persona, la conozco, le cerré todas las puertas, la bloqueé; pero no ha servido de nada. Esa admiración, ese amor que sentía por mí se transformó en odio y en deseo de venganza. Contactó con personas para hablarles mal de mí y decir que va a intentar agredirme. Es la primera vez que soy víctima de un acosador.
P.- ¿Por qué sigue viviendo gran parte del año en Marruecos cuando lo podría hacer tranquilamente en Francia?
R.- Soy activista nómada, así que recorro todo el mundo, pero oficialmente, resido en París. Sin embargo, estoy regularmente en Marruecos porque es mi terreno de militarismo y porque vive mi madre, que está sola. Milito por todo, soy vagabunda, y viajo a todos los países. Soy universalista, y ciudadana de mundo, para mí los derechos y las libertades, particularmente los de las mujeres y los menores, no tienen fronteras, ni nacionalidad. Y no tengo preferencia, pero Marruecos es un país que conozco bien, la ley, las prácticas, la tradición, además MALI nació en Marruecos y son las razones por las que es un terreno en el que yo me siento verdaderamente cómoda, y soy una experta que me permite luchar más que si estuviera en México, por ejemplo. Yo lucho en diferentes países de diferentes maneras, unas veces, participo en un coloquio, otras en el terreno con las asociaciones feministas o LGTBI. Y acompaño a las víctimas de discriminación, víctimas de violencia, etc. Francia es mi terreno también, después España y Bélgica.
P.- De hecho, ha intervenido en varias acciones reivindicativas en España. ¿Cómo ve la salud del militarismo en el país vecino?
R.- España está muy bien organizada. En Marruecos no hay todavía la cultura de las acciones revolucionarias, rebeldes, etc. En España, sí. Están muy avanzados en muchas cuestiones, como la violencia machista. Encuentro que en las manifestaciones hay mucha gente. Me he quedado sorprendida hasta qué punto hay una fuerte movilización, sobre todo del movimiento feminista, están muy avanzados. Es una cuestión de derecho de las mujeres, ya mucho más fuerte que en Francia.
P.- Participó en las manifestaciones del 20 de febrero en 2011. ¿Qué valoración haría del movimiento de la Primavera Árabe marroquí que acaba de cumplir su décimo aniversario?
R.- Fue una excelente experiencia, un movimiento que ha pasado a la historia con esas manifestaciones. Lo positivo es que permitió liberar un poco. Hay una cierta libertad de expresión gracias al Movimiento 20F. Hay pequeños grupos de jóvenes que gracias al 20F pusieron en marcha colectivos, actividades, grupos artísticos, etc. Los temas estaban ya antes pero ese movimiento del 20F fue el que los hinchó, les dio coraje para llevarlos a cabo y tener reivindicaciones en cuestiones como la libertad artística, de las mujeres y del colectivo LGTBI.
P.- Este año, Marruecos celebra elecciones legislativas, ¿alguna salvación para defender las libertades individuales?
R.- No, no, para esperar una defensa real de las libertades individuales si no cogemos el toro por los cuernos, si no hacemos frente, si no hay removilización, si no hay una audacia, una osadía, seguiremos como hasta ahora. Las reivindicaciones son siempre políticamente correctas. No podemos enfrentarnos a los enemigos de las libertades individuales, que son los islamistas, los conservadores, demandando gentilmente el derecho y la libertad. La militancia no tiene que pedir, sino arreglar, sobre todo en cuanto a mujeres y minoría.
Betty Lachgar: "Los derechos humanos y el feminismo son los mismos en todo el mundo" – Alicante Mag