27 de marzo de 2022
Mi querida amiga:
Hoy es un día muy triste, hace
dos años que Hanzada se fue, dejó ese cuerpo frágil a sus recién nueve años
cumplidos, casi recién estrenados. Nos dejó en plena pandemia, en pleno
encierro por el covid. Y en esas circunstancias la dureza y la tragedia de su
partida fue más intensa. Aunque esas horas de despedida, en las que el cuerpo
de mi niña fue ungido y lavado por su madre cumpliendo con el rito de su
religión, tuvo que ser realizado en un espacio donde la ley marcó que sólo
fueran dos personas a preparar y enterrar su cuerpo.
Los demás tuvimos que permanecer
el casa, llorando, rezando… escuchando la sura Yasin. Enviando las plegarias
que mi querido Abdul me envió para acompañar y cuidar a la familia, a su madre,
a su abuela, a sus hermanos, a su tío en este tránsito tan difícil. Y en esos
momentos tu voz me acompañó, me ayudaste a calmar mi ira, mi rabia por esta
pérdida tan cruel, tan injusta. Doy gracias por tenerte como amiga, como amiga
del alma, en estos momentos tan difíciles.
El tiempo es tan absurdo, hoy
moveremos las agujas del reloj hacia delante y esa hora que se esfuma, en esos
sesenta minutos palpitan todas las preguntas sin respuesta que su ausencia nos
dejó. ¿Por qué tiene que irse una niña? ¿Por qué tras sobrevivir al duro viaje
desde Siria hasta España? ¿Acaso no había sufrido ya bastante soportando dos
años en Tesalónica en aquel campo de refugiados en condiciones inhumanas?
¿Acaso no fue suficiente con sentir la bofetada de la muerte en la patera que
se hundió a su lado en el Mediterráneo? ¿No fue suficiente perder su cabellera
castaña por culpa de la quimioterapia? ¿Por qué no pudo estar entre las que
superan el cáncer? ¿Acaso un año de lucha contra ese tumor que le arrebató su
cuerpo de niña y jugó a transformarlo no fue lo bastante duro como para merecer
vivir más tiempo? …
Preguntas sin respuesta,
preguntas que encuentran como única respuesta el llanto sin freno de su madre
que estuvo luchando junto a ella con todas sus fuerzas, día y noche en aquel
hospital, en casa.
Nos queda el eco de su voz
profunda, rasgada, preguntándome sobre todo lo que necesitaba saber y a lo que
respondí siempre tratando de que no perdiera en su corazón su infancia. Hanzada
es una niña siria ávida por saber, por aprender a leer, por saber tantas cosas,
por disfrutar. No puede llevarte al mar conmigo, pero te llevé el susurro de
las olas en una caracola grande, para que pudieras soñar con los cuentos que
traen los vientos que cruzan el Mediterráneo,
incluso inventé un cuento sobre sirenas para ti. Contigo vencí tantos miedos… Me dejabas un
mensaje de wasap y no podía negarme a no verte. Acudía hasta la vera de tu cama
en el hospital y al abrir la puerta me salía aquella pregunta: ¿cómo está mi
princesa? Y en mi cabeza el eco de Roberto Berini me animaba a recrear un
jardín para ti, un espacio hermoso lleno de futuro, de horizonte para caminar
por encima de los dolores, los vómitos,… Tu mirada se iluminaba al mirarnos y
sentía que estaba haciendo lo que tenía que hacer.
Me has dado tanta fuerza Hanzada, me has dado semillas de alegría. Tú nunca perdías tu sonrisa, tus deseos de jugar, de aprender, de saber, de comprender. Ha sido un placer conocerte y tenerte en mi vida. Soy afortunada por haberte conocido y tu partida me deja como en tu casa con la hoja del calendario del mes de marzo de 2020 fija, porque en cierta forma el tiempo se paró ahí. Ya nada volverá a ser igual.
En esta foto Karim Ahmed, el hijo
de mi amiga ha estado creando esta imagen para que te recordemos sin vías en el
hospital, en una playa maravillosa, con esas palmeras que te dibujé más de una
vez aunque a ti no te gustaba dibujar. Te gustaban los cuentos, las preguntas,
los juegos y cuidar de los tuyos, de tus hermanos, de tu madre, de tu abuela,
de tu tío y de mí. Siempre tan generosa, tan especial, nos has enseñado tantas cosas,… Aún no somos
del todo conscientes del legado que nos dejaste porque aún nuestros ojos se
empañan con las lágrimas por el vacío que nos deja tu partida.
Un abrazo mi niña, un abrazo
eterno de tu profe como tú me nombrabas.
Mil gracias mi amiga, un abrazo
Encarna
Sigue con nosotras. Ella es. Las almas grandes son eternas, no tienen tiempo. Son maestras de vida y con su experiencia y su dolor cambian nuestra visión del mundo, nos fijan a él como el icónico robo que localiza en Maps los lugares. A tí te enseñó de forma privilegiada, con una conexión libre de prejuicios o banderas, a ver la vida, a llevarle el mar entre los huecos de una caracola, que te esperaba (sin siquiera tú saberlo) con su nombre y el tuyo en sus paredes.
ResponderEliminarQué bueno que cada paso que disteis os fue guiando la una hacia la otra!!! Ella es el título de tu mejor obra...Sigue viajando, amiga querida, continúa trayéndonos historias reales para que dejen de ser anónimas...para acercarnos al otr@, con la mente abierta y el corazón generoso.
Gracias, Amiga! Gracias, Hanzada!❤️❤️❤️❤️❤️💖💖💖💖🤍🤍🤍🤍🤍🤍💖💖💖💚💚💚💚