miércoles, 27 de octubre de 2021
sábado, 23 de octubre de 2021
Múisica antigua y Ana ALCAIDE
En busca de nuevos sonidos
Publicado por MusicaAntiguaJueves, 12 diciembre, 2019
Ana Alcaide, apasionada investigadora de antiguas tradiciones y culturas, nos propone un viaje musical para adentrarnos en la cultura de la Persia Milenaria y en la mística y espiritualidad de los versos sufíes.
A partir de creaciones musicales propias y con el protagonismo del iraní Reza Shayesteh, la autora recorrerá paisajes sonoros que nos harán transitar este antiguo imperio el próximo 14 de diciembre a las 19:00 en el Centro Cultural San Chinarro de Madrid.
Un viaje a través de las montañas, las fuentes y jardines para alcanzar el éxtasis de sus noches cálidas de vino y flores, así como recrear algunos estados de meditación del sufismo.
Las letras de las canciones son adaptaciones de poemas persas de conocidos autores (Rumi, Hafez, Baba Taher, Saadi, Tabib Esfahani, etc)
Ana Alcaide conoció a Reza Shayesteh cuando estudiaba música en Suecia (Malmö Academy of Music), donde el músico iraní imparte clases.
Durante estos tres años de estudios en Suecia, Alcaide se adentró de su mano en la música y cultura persa, aprendiendo los rudimentos de algunos instrumentos tradicionales.
Cuando volvió a España, introdujo alguno de estos sonidos en sus discos y arreglos (santur y tar en ‘Como la luna y el sol’), invitando también a Reza a colaborar en algunas canciones (‘Mikdash’), así como en algunas de sus giras en España.
Tras petición popular, un viaje a Shiraz y Teherán y motivada por un interés personal en la antigua cultura de Irán, Alcaide decide iniciar lanzar un segundo capítulo de ‘Tales of Pangea’ con Irán como cultura protagonista.
La serie ‘Ana Alcaide · Tales of Pangea’ se inició en el año 2015 con el disco ‘Gotrasawala ensemble’, fruto de continuados viajes y colaboraciones de la autora con músicos del oeste de Java (Indonesia).
Se trata de una línea de creación paralela a su actividad artística, que nace a raíz del diálogo musical con artistas locales de diversas tradiciones del mundo.
El deseo de dialogar y encontrar nexos comunes a través de la música y la filosofía personal del arte como elemento unificador, son las bases que sustentan este proyecto.
‘Tales of Pangea’ ha despertado un gran interés y asombro por parte de la prensa y de la audiencia -no solo por el resultado musical, sino por los conciertos realizados.
Ana Alcaide: Voz, Nyckelharpa, atmósferas
Reza Shayesteh: Voz, Setar, Tar, Percusiones
Bill Cooley: Ud, Psalterio, Percusiones, atmósferasArtistas invitados
Kaveh Sarvarian: Vientos, percusiones
Sandra Rico: danza
Ana Alcaide es una intérprete y compositora de Toledo que desarrolla una actividad investigadora en torno a antiguas tradiciones y culturas.
Mientras estudiaba Biología, viajó a Suecia y allí conoció la Viola de Teclas, un instrumento medieval minoritario que en sueco se llama ‘Nyckelharpa‘.
Ana se enamoró de él y lo aprendió a tocar de forma autodidacta en las calles de Toledo, fuera y lejos de su tradición original.
Así se convirtió en una pionera introduciendo y divulgando la nyckelharpa en España.
Su música es una creación nueva inspirada en antiguas tradiciones que sintetiza estilos musicales de diferentes culturas.
Teniendo una gran presencia en su ciudad, es habitualmente descrita como la ‘Banda sonora de Toledo’.
Su último disco ‘La Cantiga del Fuego’ ha tenido una gran acogida y reconocimiento internacional, lo que le ha llevado a ampliar su presencia en escenarios de todo el mundo: Francia, Alemania, Italia, Bulgaria, Indonesia, Uzbekistán, Marruecos, Argentina, Uruguay y Canadá.
Ana Alcaide se encuentra en este momento componiendo y grabando su cuarto disco.
LA MÚSICA SUFÍ
La música devocional desempeña un papel muy importante en el sufismo, a menudo como forma de meditación trascendente.
Suele estar inspirada en la obra de poetas sufíes como Rumi, Hafiz, Bulleh Shah, Amir Khusrow o Khwaja Ghulam Farid.
La forma de música sufí más popular es la denominada qawwali, un género religioso y tradicional presente, sobre todo, en las culturas sufíes del sur de Asia (India y Pakistán).
La conformación musical del qawwali se basa en el sistema del raga indio, en donde se crea una composición, moderna o tradicional, que abarca poemas o leyendas compuestos en su origen por grandes poetas sufíes.
El qawwali es recitado principalmente en hindi, panyabí, urdú y árabe, aunque también es ejecutado en versiones instrumentales.
Más conocida, no obstante, en Occidente es la forma llamada ayin, utilizada en la ceremonia de los derviches danzantes, o giróvagos, mevlevíes (sema), y más enraizada en Anatolia.
El ayin es vocal e instrumental, y los instrumentos utilizados suelen ser tradicionales turcos, como la flauta ney.
Otra forma de música sufí es el gnawa, localizada en África Occidental, y en países como Marruecos o Afganistán la cultura sufí tiene asimismo sus propias formas musicales.
Algunas órdenes sufíes, más cercanas a una interpretación radical y puritana del islam, consideran que la música no es aconsejable en el camino de la espiritualidad sufí.
En cuanto a la música no estrictamente religiosa, las canciones sufíes de amor suelen estar construidas en base a las estructuras poéticas conocidas como ghazal y kafi, géneros en los que el solista canta acompañado de un harmonium y de percusión.
martes, 19 de octubre de 2021
Exvotos mejicanos
1. Una muestra de agradecimiento
El exvoto se relaciona con una promesa —un voto—y los exvotos mexicanos están profundamente influidos por la iconografía de las cortes europeas, cuyos miembros solían tener retratos en compañía de sus santos favoritos. De este lado del charco, los retablos se extendieron rápidamente entre las clases populares hasta convertirse en lo que son actualmente: una mezcla de fe y alivio, señales de agradecimiento con un toque de humor y —en muchas ocasiones— alarmante ortografía.
2. Finales felices
Los exvotos se distinguen por su colorido, su gracia y elementos surrealistas. Los colores vivos se mezclan con historias que no podrían suceder sin un milagro de por medio y retratan los favores otorgados por un santo o una virgen. Un retablo típicamente mexicano incluye la escena, la narración del suceso ocurrido y, desde luego, la manifestación divina. En ellos no hay espacio para la tristeza ni la desgracia, todos los finales son felices. Los fieles logran su cometido, aprenden su lección e incluso enderezan el camino después del favor concedido.
3. Amor, sexo, drogas y marcianos
Por alguna razón, los fieles mexicanos tienen muchos encuentros cercanos con formas de vida extraterrestre, además de brujas, calacas y hasta con el demonio… o por lo menos eso es lo que vemos reflejado en muchos exvotos. En estos casos se agradece el ser liberado de las garras de seres sobrenaturales o de otros planetas, pero estos no son los retablos más extraños que puedes encontrar en México.
A pesar de que la iglesia ha mostrado dureza y desaprobación frente a la homosexualidad y las actitudes licenciosas, parecería que los santos resultan más tolerantes o de plano se hacen de la vista gorda. Es frecuente encontrar retablos desbordantes de lujuria y otros símbolos pecaminosos en agradecimiento de sanaciones por fracturas de pene, recuperación de la salud tras haber asistido a prostíbulos, uniones exitosas entre parejas del mismo sexo, la buenaventura en el transporte de drogas, el poder disfrutar nuevamente de los placeres físicos y muchas otras cosas. En los exvotos cabe todo, nada se juzga ni es mal visto.
4. Los santos predilectos
Incluso en la fe hay consentidos. La mayoría de los exvotos se ofrendan a San Judas Tadeo, a la Virgen de Guadalupe, al Santo Niño de Atocha y a la Virgen de San Juan de los Lagos. Este grupo de santos tiene tal número de exvotos que bien podemos considerarlos como los más cumplidores. En menor proporción se encuentran representados Jesús Malverde, San Pascual Bailón, San Miguel Arcángel, San Sebastián, la Virgen de la Soledad, la de Juquila y la del Rosario.
5. Con que se entienda basta
Se les llama retablistas a los artistas encargados de crear los exvotos. Muchas de sus obras son realizadas en cartón que aún muestran la marca del producto al que pertenecían, pero también los hay en láminas metálicas y madera. Y algunos están mejor dibujados y explicados que otros, aunque la ortografía, el estilo y el material en que se plasma es lo de menos cuando de agradecimiento se trata. El chiste es que se entienda y pueda ser apreciado en alguna parroquia o iglesia.
6. Talento mexicano
Alfredo Vilchis “Da Vilchis” es uno de los retablistas mexicanos más reconocidos. Sus obras han sido expuestas en varios países y cuelgan en las paredes de distintas partes del mundo. Carlos Monsiváis lo llamó el cronista-pintor, por contar las desgracias y la redención del pueblo a través de sus exvotos.
Da Vilchis le ha dado a esta expresión artística un toque de modernidad. Ha pintado exvotos inspirados en las obras de Gabriel García-Márquez, ha tratado temas como la migración, la homosexualidad, el viagra, los atentados terroristas del 11 de septiembre, la CNTE en Oaxaca y hasta sobre Donald Trump.
7. Piezas de museo
Ya sea por sus colores o por su picardía, esta forma de agradecimiento provoca risas, ternura y ha logrado hacerse de un lugar respetado dentro del arte popular mexicano. Muestras de exvotos mexicanos han sido expuestas en museos de Alemania, Francia e Inglaterra. Además, este arte ha inspirado a artistas como Frida Kahlo —quien pintó un retablo sobre su accidente— y Gerardo Murillo. También cuentan con un espacio permanente en el museo de la Basílica de Guadalupe y puedes ver una buena selección de ellos en el sitio Exvotos, retablos y milagritos.
Con tantos exvotos, no resulta difícil considerar que en México los milagros son algo bastante cotidiano.
lunes, 18 de octubre de 2021
domingo, 17 de octubre de 2021
Afganistán hoy 2021, los niñas siguen sin ir a la escuela
Los talibanes deben permitir inmediatamente que las niñas vuelvan a la escuela. Nuevos testimonios
“Hay que permitir que las niñas de Afganistán vuelvan a la escuela secundaria y continúen su educación”, ha declarado hoy Amnistía Internacional con motivo de la publicación de nuevos testimonios de estudiantes y docentes que documentan las amenazas y la violencia de los talibanes.
Mientras los estudiantes varones de todo el país pudieron volver a la escuela secundaria el 17 de septiembre, los talibanes insistieron en que hacía falta un “entorno seguro de aprendizaje” antes de que pudieran volver las niñas.
Sin embargo, en más de 20 nuevas entrevistas, estudiantes, docentes y personal de la administración escolar dijeron a Amnistía Internacional que la intimidación y el hostigamiento de los talibanes están haciendo que los índices de asistencia escolar sigan siendo bajos en todos los niveles, sobre todo en lo relativo a las niñas.
“En la actualidad, las niñas de Afganistán tienen prohibido de hecho volver a la escuela secundaria. En todo el país, se deniegan y aplastan los derechos y las aspiraciones de toda una generación de niñas”, afirmó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“El derecho a la educación es un derecho humano fundamental que los talibanes, como autoridades de facto del país, tienen la obligación de hacer cumplir. Las políticas que aplican actualmente los talibanes son discriminatorias, injustas y violan el derecho internacional.
“Los talibanes deben reabrir inmediatamente todas las escuelas secundarias a las niñas; poner fin a todos los actos de hostigamiento, las amenazas y los ataques contra docentes y estudiantes, y abandonar el uso militar de las escuelas en Afganistán”.
Amnistía Internacional pide además a la comunidad internacional que garantice la adecuada financiación del sector educativo de Afganistán, a través de organizaciones como la ONU y las ONG, para que las escuelas puedan seguir funcionando. No hacerlo podría negar el derecho a la educación a millones de estudiantes de Afganistán.
‘La educación no es un delito’
Hasta la fecha, aunque algunas escuelas secundarias de la ciudad de Kabul y de provincias como Kunduz, Balkh y Sar-e Pul han permitido el regreso de las niñas, la inmensa mayoría de las escuelas secundarias del país siguen cerradas para ellas.
Asma*, estudiante de 14 años de Kabul, dijo a Amnistía Internacional: “¿Podré ir a la escuela o no? Es lo que más me preocupa. Quiero aprenderlo todo, desde las asignaturas más fáciles hasta las más difíciles. Quiero ser astronauta o ingeniera o arquitecta... Este es mi sueño... La educación no es un delito. Si los talibanes anuncian que recibir una educación es un delito, cometeremos este delito. No vamos a rendirnos”.
Mariam*, estudiante de 17 años de Badajshán, dijo: “Cuando me enteré de que iban a cerrar las escuelas de secundaria sentí que íbamos hacia atrás en lugar de hacia delante. Teníamos muchas esperanzas y sueños que ahora han desaparecido. Quiero estudiar medicina y ser médica. Estaba preparada para hacer el examen de ingreso a la universidad. Ahora mismo me siento paralizada. No puedo pensar en el futuro”.
Varias alumnas de secundaria dijeron que habían perdido la motivación para estudiar porque parece probable que los talibanes sólo les permitan trabajar en un puñado de ámbitos concretos, como la educación o la salud.
Khalida*, estudiante de 16 años de Kabul, dijo: “¿Qué vamos a hacer sin una educación, si no podemos hacer realidad lo que nos apasiona? Quiero dedicarme a la política... No quiero graduarme y quedarme en casa... Las niñas como yo queremos ser lideresas... Podríamos ser cualquier cosa y no nos dejan”.
Disminución de los índices de asistencia
Docentes, estudiantes y activistas de todo Afganistán dijeron a Amnistía Internacional que la asistencia a las escuelas primarias ha disminuido de forma significativa en muchas zonas, especialmente en lo que se refiere a las niñas. Muchas familias siguen temiendo a los talibanes y se sienten demasiado inquietas para enviar a sus hijos e hijas a la escuela, especialmente a las niñas.
Zeenat*, maestra en la provincia de Samangan, dijo: “No hay confianza en la comunidad. Padres y madres creen que si envían a sus hijas a la escuela, los talibanes podrían darles una paliza”.
La grave situación económica ha obligado a muchas familias a sacar a sus hijos e hijas de la escuela y ponerlos a trabajar. Millones de personas han sido desplazadas internamente durante y después de la toma del poder por los talibanes, y muchos niños y niñas desplazados no van a la escuela.
Las personas entrevistadas también dijeron que hay ausencias generalizadas entre el personal docente, en gran medida porque los talibanes no pagan sus salarios. Esto ha hecho que muchas escuelas primarias funcionen de forma limitada o hayan cerrado del todo.
En la enseñanza superior, el alumnado ha denunciado que, aunque algunas universidades han vuelto a abrir, los índices de asistencia han disminuido, sobre todo en lo que se refiere a las jóvenes.
Wadan*, estudiante de medicina de 21 años en Kabul, dijo: “Había 20 chicas en mi clase [antes de la toma del poder por los talibanes]. Ahora sólo hay 6... Los talibanes introdujeron nuevas reglas... Nadie sabe qué pasará en las próximas horas, menos aún días. Los padres no autorizan a sus hijas a ir a la universidad en esta situación”.
Hostigamiento a docentes por los talibanes y uso militar de las escuelas
Pashtana*, profesora de secundaria, dijo a Amnistía Internacional que había recibido amenazas de muerte de los talibanes y que el juzgado local la había procesado porque había enseñado deportes mixtos.
Había recibido una carta de los talibanes este año: “Decía: ‘Si los talibanes te atrapan, te cortarán las orejas y esto será una lección para otras personas de tu provincia’. Ahora estoy escondida. Incluso mi familia cree que estoy fuera del país”.
Efat*, una mujer de 22 años, y Naveed*, su hermano de 16, dijeron que el 18 de agosto, dos talibanes les habían dejado inconscientes de una paliza. Dijeron que los atacaron cuando iban a una clase de inglés, que los talibanes llamaron “el idioma de los infieles”.
Otra profesora de secundaria dijo que los talibanes la habían sometido a hostigamiento y a intimidación como represalia por una entrevista en los medios de comunicación en la que se quejó de los salarios del personal docente y del acceso de las niñas a la educación secundaria. Añadió que ella y varias profesoras más habían sido amenazadas con ser desalojadas de sus viviendas, proporcionadas por el gobierno anterior.
Por motivos de seguridad y por temor a ataques de represalia, se han omitido los lugares precisos de estos incidentes. Amnistía Internacional no ha determinado aún si estos incidentes representan una pauta general de abusos por los talibanes contra estudiantes y docentes, pero seguirá observando estos informes.
Amnistía Internacional supo también por boca de testigos que los talibanes usaron cuatro escuelas secundarias con fines militares durante los combates previos a la toma del poder: las escuelas Tughani y Khetib Zada de la ciudad de Sar-e Pul, la escuela Zakhail e Khondon de la ciudad de Kunduz y la escuela Alishing, del distrito del mismo nombre de la provincia de Laghman. Este uso de los centros educativos hace que éstos corran el riesgo de sufrir ataques y probablemente hará muy difícil que ofrezcan una educación adecuada. Estos actos son, además, contrarios a la Declaración de Escuelas Seguras, que el gobierno afgano respaldó en 2015.
Metodología
Del 16 de septiembre al 8 de octubre de 2021, Amnistía Internacional llevó a cabo entrevistas telefónicas con 11 docentes y miembros del personal de la administración escolar, y 10 estudiantes de entre 14 y 22 años en las provincias afganas de Badajshán, Farah, Helmand, Kabul, Kandahar, Laghman, Nangahar, Samangan y Sar-e Pul.
La organización entrevistó también a 12 activistas locales, representantes de ONG y de la ONU, y a otras personas expertas en educación en Afganistán.
Amnistía Internacional intentó contactar con autoridades talibanes el 6 y el 12 de octubre, pero no había recibido respuesta en el momento de la publicación.
*Para proteger la identidad de los y las protagonistas, hemos utilizado nombres ficticios.
EScuelas en Afgatistán
Escuelas en Afganistán - Una iniciativa en la cuerda floja
En Afganistán no se atisba el fin de la guerra. Cada vez son más los cooperantes internacionales que abandonan el país debido al aumento de la inseguridad. Peter y Annemarie Schwittek, dos cooperantes alemanes, viven en Afganistán desde hace décadas. Durante 20 años, esta valiente pareja ha dirigido escuelas para niñas. Pero el innovador proyecto está a punto de desaparecer.
Una de las mayores promesas de la comunidad internacional a Afganistán fue que, tras la caída de los talibanes, la educación y las escuelas para niñas se convertirían en algo normal. Pero muy poco se ha hecho realidad. Hoy en día, Afganistán sigue siendo un país extremadamente inseguro. No obstante, hay personas que siguen tratando de ayudar, a pesar del riesgo que esto representa. Es el caso de Peter Schwittek y su esposa Annemarie, que con su asociación OFARIN, fundada en 1998 y cuyo nombre significa "¡genial!" en las lenguas nacionales, querían ayudar a los habitantes de la región. A pesar de las amenazas, fundaron escuelas y dan a las niñas la oportunidad de recibir educación. El proyecto de los Schwittek presenta una particularidad, pues involucran a los mulás locales, con lo que se aseguran el apoyo de la población. En la mezquita Abu Bakre Sediqu de Kabul se intercambia el Corán por libros de texto dos veces al día. Los alumnos, estrictamente separados por sexos, como es habitual en Afganistán, estudian durante hora y media. Pero el principal patrocinador de OFARIN, la organización católica de ayuda Misereor, ha dejado de financiar las escuelas para niñas debido a la falta de seguridad. Alrededor de 9.000 alumnos, más de la mitad de ellos niñas, se formaron en OFARIN y alrededor de 500 maestros, a menudo antiguos alumnos, tenían en el proyecto un medio de subsistencia. Gracias a las donaciones privadas y a las fundaciones, todavía se puede ofrecer educación a 5.000 niñas y niños. Sin embargo, a partir de marzo de 2019 estos fondos tampoco están asegurados. Pero a pesar de las dificultades, los Schwittek no piensan rendirse.
https://www.dw.com/es/escuelas-en-afganist%C3%A1n-una-iniciativa-en-la-cuerda-floja/av-44466631
DIA DE MUERTOS EN MEXICO
DÍA DE MUERTOS EN MÉXICO
desde nivel A2 / costumbres / reportaje / Aroa Moreno
Reproductor de audio
acento mexicano
- Glosario 4 idiomas
Las dos últimas semanas de octubre, las calles de mi ciudad se llenan de flores de color naranja. Todo huele a zempaxochitl (flor de muertos), a chocolate, a figuritas1 de azúcar y a “pan de muerto”. El humo2 del copal purifica el aire. El 2 de noviembre es el Día de Muertos. Los mercados preparan una gran celebración, y en todas las calles hay vendedores de flores porque el Día de Muertos es alegre. Las tiendas se llenan de unos esqueletos3 de azúcar pintados, que se llaman «catrinas». Los dulces tienen forma de calavera4. Esos días estamos alegres porque el 2 de noviembre es motivo5 de fiesta y diversión, pero también estamos tristes porque recordamos a las personas que ya no están con nosotros.
En estos ritos, las calaveras eran un elemento fundamental. Pero también se llaman “calaveras” a unos poemas6 divertidos que se dedican unas personas a otras. Los lectores pueden publicar sus “calaveras” en los periódicos.
LOS ALTARES DE MUERTOS
Según la tradición, el alma7 de las personas que han muerto vuelve a visitar a su familia el Día de Muertos. Por eso, los mexicanos esperan su visita con todo lo que le gustaba al difunto8. Construyen un altar lleno de flores y en él le dejan cigarrillos, chocolate, dulces, tamales9, caldos10 y también tequila. Al final de este día, estos alimentos no tienen sabor porque el alma del muerto ha venido y se ha llevado su esencia11.
Los niños y los mayores hacen preciosos altares12. Las empresas también recuerdan13 a los compañeros que han muerto. Yo trabajo en un periódico de Veracruz, y el día 1 de noviembre preparamos un altarcito, una mesita llena de dulces y ofrendas14 para nuestros compañeros desaparecidos.
Esta celebración varía en cada región, pero normalmente el altar tiene siete niveles15, que son las siete etapas16 que tiene que pasar el alma de un muerto para poder descansar. Primero se fabrica17 la estructura18 del altar con cajas de cartón19 o con madera. El séptimo nivel está encima del suelo y sobre él se pone el sexto, un poco más pequeño, encima del sexto se pone el quinto, y así hasta llegar al primero. El lugar donde se coloca el altar se tiene que barrer20 con hierbas aromáticas un día antes del Día de Muertos. Los familiares esperan despiertos durante toda la noche al espíritu de su muerto, que bajará para disfrutar21 de su ofrenda.
En 2003, la UNESCO dijo que el Día de Muertos era “una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país”, y por eso declaró la celebración como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
UNIÓN DE TRADICIONES
Una de las cosas más interesantes de esta celebración es la unión de la religión católica y las culturas prehispánicas22. Hace 3.000 años, mucho antes de la llegada de los españoles, algunas etnias indígenas celebraban rituales en honor a la vida de sus antepasados23 en el Día de Todas las Almas. En el siglo XVI, unieron las dos celebraciones y empezaron a celebrar el Día de Muertos.
ACTIVIDADES: https://www.profedeele.es/actividad/cultura/dia-muertos-mexico/
Y las montañas hablaron
La decisión de una humilde familia campesina de dar una hija en adopción a un matrimonio adinerado es el fundamento sobre el que Khaled Hosseini —autor de las inolvidables Cometas en el cielo y Mil soles espléndidos— ha tejido este formidable tapiz en el que se entrelazan los destinos de varias generaciones y se exploran las infinitas formas en que el amor, el valor, la traición y el sacrificio desempeñan un papel determinante en las vidas de las personas. Seis años después de la publicación de su anterior novela y superados los 38 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Khaled Hosseini vuelve a demostrar su inmenso talento para narrar historias con valor universal y su inagotable capacidad para crear personajes que nos resultan asombrosamente cercanos y auténticos. “Encontré un hada pequeñita y triste bajo la sombra de un árbol de papel. Era un hada pequeñita y triste y una noche el viento se la llevó.” Cancioncilla infantil de Abdulá y Pari, que se repite a lo largo del libro y que está inspirada en un poema de la gran poetisa persa, la difunta Forugh Farrojzad 582012_185110908349905_1336536282_n «Las dotes narrativas de Hosseini han aumentado con el paso del tiempo […], logra convertir las vidas de sus personajes en una conmovedora obra coral, con su capacidad de ahondar en las vidas de estos personajes y su potencia como narrador.» The New York Times «La belleza del lenguaje, lleno de verdades universales acerca de la identidad y la pérdida, hace que cada una de las partes de la novela sea como una joya […]. El ojo de Hosseini para el detalle y los pormenores emocionales hace de este libro una lectura difícil de olvidar.» Publishers Weekly «Un complejo mosaico […] con personajes delineados con precisión […]. Uno de los libros más interesantes que he leído en mucho tiempo.» Esquire «Una novela vibrante y conmovedora […]. Hosseini sondea los traumas y las cicatrices que producen la guerra, el crimen, el engaño y la enfermedad en las vidas intensas, desgarradoras y fuertemente interconectadas de sus vívidos personajes, y logra crear un gran árbol de la vida que lo abarca todo.» Booklist SINOPSIS La historia arranca en una remota y desolada aldea de Afganistán, donde Sabur y su segunda mujer se enfrentan en condiciones precarias a la llegada de otro invierno implacable. Abdulá, el hijo mayor, de diez años, ha cuidado de su hermana Pari desde que era pequeña, y ahora ambos escuchan cautivados la triste historia que les relata su padre antes de acostarlos, la víspera de iniciar un largo viaje que los conducirá hasta Kabul. Allí, en las bulliciosas calles de la capital, dará comienzo este fascinante itinerario que guiará al lector desde el otoño de 1952 hasta el presente, de Kabul a París, desde la isla griega de Tinos hasta San Francisco. Más sobre Y las montañas hablaron en Facebook KHALED HOSSEINI facebook.com/KhaledHosseini facebook.com/KhaledHosseini Khaled Hosseini nació en Kabul, Afganistán, y se trasladó a Estados Unidos en 1980. Estudió Medicina en la Universidad de California y mientras ejercía como médico empezó a escribir Cometas en el cielo. En 2006 fue nombrado embajador de buena voluntad del ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados). Tanto su primera novela como la posterior, Mil soles espléndidos, se convirtieron pronto en superventas internacionales y han sido publicadas en más de setenta países. En 2007, Khaled puso en marcha la Fundación Khaled Hosseini, destinada a proporcionar ayuda humanitaria al pueblo de Afganistán para intentar aliviar su sufrimiento y contribuir a crear comunidades prósperas. Actualmente vive en el norte de California.
FRAGMENTOS DE LA NOVELA
«Abdulá no lograba imaginarlo columpiándose. No conseguía imaginar que hubiese sido un niño alguna vez, como él. Un niño. Sin preocupaciones, ágil como el viento, corriendo por los campos con sus compañeros de juego. Padre, con sus manos llenas de cicatrices, su rostro surcado por profundas arrugas de cansancio. Padre, que podría haber nacido con una pala en la mano y tierra bajo las uñas.» […] «Cuando era niña, mi padre y yo teníamos un ritual nocturno. Después de rezar mis veintiún bismalá, él me metía en la cama, me arropaba, se sentaba a mi lado y me quitaba los malos sueños de la cabeza pellizcándolos entre el índice y el pulgar. Sus dedos iban de mi frente a mis sienes, para luego buscar con paciencia detrás de las orejas y en la nuca, y con cada pesadilla que me arrancaba chasqueaba los labios, haciendo el ruido de una botella al descorcharse. Metía los malos sueños, uno por uno, en un saco invisible en su regazo y ataba su cordel con fuerza. Entonces hurgaba en el aire en busca de sueños felices con que reemplazar los que había quitado. Yo lo observaba ladear un poco la cabeza, con el cejo fruncido y los ojos moviéndose de aquí para allá como si tratara de oír una música distante, y contenía el aliento, esperando el instante en que esbozaría una sonrisa, canturrearía “Ah, aquí hay uno” y ahuecaría las manos para dejar que el sueño le aterrizara en las palmas como un pétalo que caía caracoleando de un árbol. Y entonces, muy suavemente, pues mi padre decía que todas las cosas buenas de la vida son frágiles y se quiebran con facilidad, alzaba las manos y me frotaba la frente con las palmas para meterme la felicidad en la cabeza.»
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