Hace tres años que te fuiste mi
querida Hanzada.
Treinta y seis meses sin tu sonrisa
Mil noventa y cinco noches sin tu
voz profunda, ronca, serena dándome las buenas noches y agrediendo mi presencia
en la séptima….
Y desde entonces tu mirada habita
en mi corazón y en los momentos más difíciles te he sentido dándome fuerzas. Tú
eres un ejemplo de amor, de empatía, para ti la vida a pesar de las terribles
dificultades por las que tuviste que transitar la vida era un regalo, una
oportunidad para aprender siempre y desplegabas tus preguntas, tus deseos por
lograr que los que te acompañábamos estuviésemos bien. Tu mirada nunca perdió ese brillo que evoca la
esperanza,, dejaste tantas semillas dentro
de nosotras y nosotros.
Ojalá lleguen a germinar u formar un bosque, un bosque de cedros que alimentará las historias con las que futuras
generaciones encontrarán el equilibrio entre su historia y su futuro en una red
pacífica, de abundancia, y poesía.