Mañana estrenaremos en el CP Clara Campoamor este video que es el trabajo final de tres personas de Rusia, Ucrania y Marruecos con las que este curso he trabajado enseñándoles español. Ha sido un curso duro, difícil pero la ilusión con que ellos me reciben el poco tiempo que puedo ir a su escuela hace que pase horas extra montando el vídeo para que podamos verlo con sus compañeras y compañeras en su clase junto con su maestra Marina y puede que alguna maestra más, las de apoyo que tanto han ayudado.
Han construido los títeres ellos mismos. No tuvimos tiempo de hacer los cuerpos, ni de ensayar mucho, son muchos movimientos, saber por donde entra el muñeco, cómo moverlo mientras habla, girarlo, saber el texto o poder leerlo,... pero aquí está junto con algunas escenas falsas que nos han causado muchas risas cómplices, como cuando se nos vino abajo el retablo, o no ajustar la fórmula mágica con que empiezan los cuentos en sus lenguas maternas, ruso, árabe o el mucasi mucasi que es de Japón.
Gracias por contagiarme vuestra energía cargada de ilusión, inocencia y alegría. Estoy orgullosa de nuestro trabajo compartido. Os irá muy bien, os echaré de menos pero estoy segura de que conseguiréis vuestros sueños. Gracias, sucran, svasiba a las maestras y a mis niñas y mi querido Timbora.
Encarna
Estos últimos diez días han sido días duros tumultuosos donde
las imágenes y las emociones se me enredan, atrapadas en una tela de araña como
lágrimas en una mañana de orbayu pertinaz.
El desgarro se trenza con el asco, con el miedo, con el
feroz aliento de la ira, con la indignación por la constante falta de respeto
con que nos tratamos como especie humana. No hay más que ombligos que tratan de
sacar su beneficio. La educación pública
se muere la están matando. La matan la ignorancia, el ostracismo, el maltrato, la violencia institucional
con que se desarrollan las vidas cotidianas de los más vulnerables, de los que
no tienen voz para defenderse.
Miro al sur a África y veo las tontinas, que son sus prestamos
que hacen las mujeres entre ellas para ayudarse, cuando una empieza a trabajar da a la comunidad parte para que
cuando otra necesite, o ella necesite pueda tener una ayuda.
No vivimos el aire, los maestros y maestras no revindicamos
dinero, es más que eso, no somos
banqueros que solo queramos beneficios. El mayor beneficio para una maestra te
inunda el alma y te hace sentirte satisfecha cuando una abuela en la puerta del
patio te dice: - No paraba de decir la neña que quería escuela, escuela.- Y la
niña feliz, se abraza a su maestra, sonriente. No hay dinero que pueda superar
el orgullo que se siente cuando tras haber dejado hace años a un alumno lo
encuentras por un pasillo y viene a verte, te abraza y te da las gracias por la ayuda que
diste. Tejemos y forjamos generaciones para el
futuro. Un futuro que es el nuestro.
Es doloroso ver las aulas vacías, escuchar que no entienden nada y que no pueden
ir con sus maestros a manifestarse por una escuela pública de calidad porque si
los agarra la policía los mandan a sus países. Es frustrante ver como no pueden
ser atendidos con un mínimo de calidad, como no se les dan recursos humanos y
materiales. No se puede masificar los
sistemas que deberían proteger a los más vulnerables, a la infancia, a los que
carecen de salud. Sanidad y educación son las ruedas de la bicicleta y sin
ellas no hay movimiento.
Si no se escucha cómo va se va a dar un diálogo, ni una negociación. No se puede seguir
maltratando así a las personas. Muchas están dejando el sueldo sin flaquear, otras
se debaten entre la rabia profunda de no poder ponerse porque la jubilación
está a la vuelta y el castigo económico es desproporcionado.
La huelga es un derecho y ¿cómo es posible que ejercer un derecho
esté penalizado en un sistema democrático?
Los directores y directoras de 85 centros de Primaria y en muchos de ellos los equipos
directivos al completo dimiten de sus cargos. Y con su dimisión dicen:
- - Basta ya .-
Conozco a un puñado de ellas y
ellos, son personas muy responsables,
son honestas, sensibles a las necesidades de su alumnado y sus comunidades
educativas. Y por encima y antes que nada son maestros y maestras valientes.
Os felicito y estoy orgullosa de este acto de valentía y de coraje para tratar de poner un poco de cordura y de diálogo en estos días de lucha por el bien común. Gracias por el apoyo.
Encarna González Herrero
En sus vuelos trazó rumbo al sur
en busca de calor y migró. La ruta no era fácil, habían desaparecido aquellos
árboles centenarios, castaños frondosos que al comienzo del verano le habían
alimentado para tomar fuerzas antes de cruzar la cordillera cantábrica. Aquella
barrera de los montes había sido el cementerio donde habían muerto muchos de
sus antepasados. Cuando se aproximaba a aquellas tierras se sentía inquieto,
muy nervioso porque se apoderaba de su pensamiento el eco de aquellos recuerdos
que en su familia se narraban en las noches en que el frío los obligaba a
permanecer muy juntos, para no desperdiciar el calor de sus cuerpos unidos.
Historias que seguían palpitando en su
corazón, en las que se contaban los ataques sufridos por cazadores de especies
exóticas, las mutilaciones sufridas por los peligros del hielo, la muerte al
caer en esas telas de araña en que se ovillaban como si fuesen gusanos de seda
y sin batir las alas, sin volar morían de hambre y sed.
En medio de aquel zumbido interno
se quedó paralizado al ver que bajo un rosal, una niña de ocho años escarbaba
en la tierra. Mientras a su lado, en una jaula, el canario muerto, patas arriba
aguardaba para ser enterrado en aquel agujero profundo, en el que con jaula incluida
iba a sepultar a un canario ya muy viejo.
El colibrí se quedó suspendido en el aire y contempló aquella escena,
desde detrás de la rama de un roble que en la curva del camino estaba empezando
a echar hojas. Vio como la niña terminaba de tapar el agujero con tierra tras meter la jaula dentro con el
canario. Colocaba flores silvestres que había recogido en la subida, hasta
aquel enclave desde el que se podía contemplar todo el valle. Valle en el que
retumbaban las sirenas, y el aire estaba
impregnado de un polvillo negro. Con
lágrimas en los ojos se quedó en silencio un rato y luego empezó a recitar unos
versos Entre aquella música que contenían por sus rimas escuchó un canto a su
lado y al girarse vio al canario
desperezarse a su lado. El colibrí se sorprendió pero lo saludó.
-
¿Qué tal estás?
-
Aún estoy mareado, algo aturdido. No sé ni dónde
estoy . ¿Qué ha pasado? Salimos del pozo
una vez más no?
-
¿De qué pozo hablas?
-
Pues del de la mina. Espera a ver, no veo que
esta vez ya no pudo ser. No escuchas la sirena que no para. Esta vez no llegamos
a tiempo. No oyes los gritos de las mujeres y el silencio de los hombres. Esta
vez se nos trago el pozo.
-
¿De qué pozo hablas?
-
De cual va a ser, del de la mina. Yo soy un canario minero ¿y tú?
-
Yo soy un colibrí que está de paso. Me voy a
buscar un clima más favorable, aquí no hay flores como las orquídeas de mi
casa. Extraño tanto aquellas flores, su néctar vibrante, colorista… el calor…
La campana del templo y el olor del incienso que queman cada día, desde la
salida del sol a su puesta. Aquí no se ven a esos humanos danzar con el viento,
trazar con agua en el suelo esas palabras que repiten una y otra vez mientras
cuentan la historia de cada trazo dándole otra dimensión a cada ideograma.
-
Pero ¿de dónde eres? Yo creía que los colibrís
estaban en América. Pero eso de lo que hablas no lo escuché nunca. Los
colibríes son más pequeños.
-
Yo nací en un jardín tropical que cuidaba un
monje en un templo en Asia, en la ruta de la seda. Soy un migrante, además ¿no
sabes que somos de las aves más antiguas de este planeta? Hemos tenido que ir
adaptándonos a distintas condiciones, y mi familia viene de una rama distinta
de la americana. Emigramos hace muchas generaciones y en la zona tropical de
donde vengo hay alimento en abundancia.
-
Tus alas son fuertes, las mías en cambio son
cortas y hemos perfeccionado el canto, cantamos.
-
¿Para qué?
-
Para salvar a los mineros de los peligros del
gas que los envenena en el interior del pozo, bajo tierra.
-
¿Bajo tierra?
-
Sí bajo tierra, muy abajo el minero pica y pica
el carbón. Y cuando sale el grisú empiezo a sentirlo, a inquietarme, mi canto
les avisa y salimos del pozo juntos.
-
¿No vuelas?
-
Vivimos en estas jaulas que no nos dejan mucho
espacio.
-
Y ¿por qué no te dejan la puerta abierta de la
jaula para escapar tú?
-
Ya no sabemos salir, ya no sabemos volar con tu
fuerza. Nacemos en cautividad, para servirles y por lo que veo, esta última vez no me sacaron a tiempo de
recuperarme.
-
¿Esa niña es quién te cuidaba?
-
Sí, ella limpiaba mi jaula cada mañana, me daba
el agua y el alpiste, alguna hoja de lechuga fresca. Sonreía cuando cantaba
porque se iba a la escuela contenta, memorizaba poemas que una Gloria Fuertes
que me recitaba.
-
Ella sí que extrañará tu ausencia y los mineros.
-
Ellos no, ellos me sustituirán por una máquina.
El progreso lo llaman.
Rabat (EFE).- El rey Mohamed VI de Marruecos instó a los marroquíes a no cumplir este año con la tradicional ceremonia musulmana del sacrificio ‘Aid al-Adha’, conocida como fiesta del cordero, una de las citas más importantes del calendario musulmán, prevista para junio próximo, debido a la fuerte sequía que azota el país en los últimos años.
El anuncio lo hizo este miércoles el ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Taoufik, que leyó un mensaje del monarca durante el telediario principal de la primera cadena del país Al Oula.
«Nuestra preocupación por permitirles observar este ritual religioso en las mejores condiciones está estrechamente ligada a nuestra obligación de tener en cuenta los desafíos climáticos y económicos que enfrenta nuestro país y que han provocado una disminución sustancial del número de ganado», señaló.
El monarca de Marruecos subrayó que la celebración de esta fiesta en estas condiciones «es probable que perjudique a grandes sectores» de la población, haciendo hincapié sobre aquellos «con ingresos limitados».
Mohamed VI, en su calidad de Comendador de los Creyentes, eximió a los fieles marroquíes de cumplir con esta tradición, pero les instó a celebrarla cumpliendo con los rezos del Aid, la entrega de limosnas y la realización de otras obras piadosas.
El ministro de Agricultura de Marruecos, Ahmed el Bouari, dijo recientemente que el ganado del país ha sufrido una caída de 38 % en su número en comparación con 2016. Esta caída impactó más fuertemente el sector de carne roja, causando una subida de precios de este producto.
La última vez que se anuló esta fiesta en Marruecos fue en 1996 cuando el difunto rey Hassan II lo decidió a causa de la fuerte sequía que sufría el país entonces.
En Asturias a 3 de junio de 2025
A quien quiera escuchar y sepa leerme...
Soy una maestra que enseña
español, mi lengua materna, el español a alumnado desde tercero de Primaria a
cuarto de la E.S.O. por las Cuencas Mineras
desde el 2009. A lo largo de estos años
han ido aumentando el número de alumnado pero no han dado la ayuda necesaria,
ni invirtiendo el recursos humanos, ni materiales
para que estas personas extranjeras puedan ser acogidas por los centros
educativos, por los entornos sociales y comunitarios en que habitan. A pesar de la precariedad, del escaso tiempo
mi labor que muchas veces es invisible, para la mayoría no cae en un agujero
negro.
Sigo levantándome cada mañana y acudiendo a mi
trabajo tratando de dar lo mejor que puedo ofrecer, en unas coordenadas donde
los choques culturales son abismos en los que es muy difícil construir puentes,
pero no imposible. Mi vocación como maestra se basa en forjar a la ciudadanía
del futuro, es más que una profesión. Hay ámbitos profesionales que cualquier
persona puede desempeñar con rigor tras una formación adecuada, pero hay otros
en los que la vocación es algo que se posee o de lo que se carece.
Esa vocación me lleva a ser
maestra, y en estas escuelas somos figuras de autoridad porque velamos por la
integridad de la infancia, no por enseñar mejor las mates, o la informática.
Acompañamos a los más frágiles a abandonar la oscuridad de la ignorancia a
alcanzar las luces del saber, de las artes, de las preguntas que todos y todas
tratamos de responder y como dice Benedetti cuando supe las respuestas me cambiaron
las preguntas. El cambio es lo único con lo que puedes contar siempre y ante esos cambios es necesario ayudar a los
más jóvenes a manejar estrategias que les permitan crecer como personas, con
unos valores que respeten la libertad, la igualdad, la justicia, la democracia.
Hacerlo nos ayuda a reconstruir un presente y sembrar nuestro futuro común para
todos y todas. Nuestro alumnado tiene en sus corazones nuestro futuro.
Dar voz a los que no la tienen, a
los que están negados y silenciados por el sistema, a los invisibles que
sustentan el estado de bienestar en el que vivimos es un acto de justicia.
Enseñar a usar la lengua como una vía de comunicación para construirse como
personas, en ese dialogo interno y con la persona que está al lado es esencial.
Comprender sus gestos que también comunican lo que las palabras no alcanzan,
tender puentes a través del conocimiento de las culturas que traen consigo es
enriquecedor. Ellos y ellas me enseñan y reinvento el mundo, me reconstruyo
cada día. Bajo la mirada atenta de Timoffi no hay escondite, una mirada es suficiente a veces para acordarse
de alguna norma,… como decía Ángel
Gonzáez en aquellos versos definía muy bien la forma de enfrentarse a la labor
de educar en la vida o por el contrario de adoctrinar en la tortura y la muerte.
Muerte en el olvido
Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
—oscuro, torpe, malo— el que la
habita...
En esa batalla entre el bien y el
mal, yo los contemplo y trato de
encontrar el camino hacia la luz hermosa que albergan, y muchas veces no es
fácil. Mi alumnado precisa lazos, una red emocional, a alguien que los reconozca,
que los escuche, que los aliente, que les de tiempo para encontrar la forma de
expresión, que los ayude a enfrentarse a los múltiples duelos a los que se
enfrentan como migrantes, y sin juzgar los ayude a tejer esa red que los
sustente cuando yo ya me haya ido a otro lugar, con otros recién llegados que
no entienden nada. Es breve el tiempo que me permiten estar, pero es breve la vida. Aunque por breve que sea he
aprendido a dar ese instante como si fuese eterno, a despedirme, a sostener el
dolor. Y hay sufrimientos terribles que traen: el olor de las guerras, de los
campos de refugiados, y refugiadas, de
abusos sexuales permitidos y consentidos por progenitores, suicidios de
padres, hay muchos nudos que deshacer en el alma de estos niños, niñas,
jóvenes. Cada uno y cada una dejan una semilla en mis manos y viceversa.
Necesitamos más tiempo, pero del poco que dispongo lo aprovecho para tratar de
llegar a esa complicidad que te permite establecer vínculos, que a veces traen
consigo tristezas profundas, como la muerte de mi querida Hanzada. Pero ha sido
un privilegio poder estar con ella y su madre hasta el último aliento, en plena
pandemia, confinadas, sin poder estar más que a través del móvil, pero
sosteniendo ese hilo, acogiendo el desgarro de las pérdidas de las que una
nunca se recupera porque es antinatura que las hijas se mueran antes que las
madres. Hanzada…, la flor de los montes
en Turquía, Hanzada es Siria, Siria es Hanzada. Su mirada brilla en los ojos de
algunos que quieren aprender y se emocionan cuando son capaces de leer solos
una nueva lengua, de narrar cómo fue su viaje hasta España, o las mil preguntas
que me hacen sobre lo que les rodea y no entienden. A veces no se atreven a
preguntar y me esperan para poder encontrar respuestas, o se entristecen porque
se acabó la clase y quieren seguir. Hanzada se enfrentaba a la crueldad de la
enfermedad y me pedía que le enseñase
como en el cole, porque era su profe y
lo decía con orgullo a las enfermeras. Ese orgullo es el que no veo ni percibo
en los que deberían trabajar por ese bien común, que parece que es una frase
hecha, un discurso vacío de compromisos, el discurso de los políticos y políticas.
Los maestros y las maestras
modelamos el tiempo, damos nuestra vida, y se aprovechan de ello. ¿Cuántas
horas extra? ¿Cuántas horas sin ser
reconocidas? Somos esculturas que vamos
sacando las piezas que el mármol esconde. Cincelamos con paciencia, modelamos
con amor, y como me decía mi maestro de dibujo: - Está bien pero mal, no se
preocupe señorita que yo se lo arreglo, traiga el cartabón- Y con aquella mano
temblorosa trazaba la línea débil para que lo corrigiera y me marcaba
exactamente el punto donde debía llevar la línea. D. Alfredo mi profesor de dibujo que me enseñó
que el error es una fuente natural de
aprendizaje en la que bebemos.
Hoy, esta noche mientras escribo
están encerrados y encerradas compañeros y compañeras valientes que sustentan
esta huelga por una lucha en aras de una escuela pública de calidad, una
escuela donde se nos trate con dignidad y no se nos siga despreciando,
maltratando, invisibilizando, marginando. Hemos dicho como colectivo: Basta ya,
Y necesito escribir para dar voz
a mi alma, para retomar el contacto con
mi esencia. Esta huelga mi alumnado que no saben lo qué es, ni por qué hay que
explicársela, decirles que es por
ellos y ellas, es para todos y todas,
por un futuro digno. En mi cabeza se agolpan imágenes de luchas de mujeres de
sus países de origen que lucharon como Aminatu Haidar en su huelga de hambre en
el aeropuerto de Tenerife, Malala a la que le escribimos cartas mientras se
recuperaba en Inglaterra del ataque terrorista que casi la mata, las acciones del
Movimiento A favor de las Libertades
Individuales en Marruecos, la Plaza Tahir en El Cairo en la primavera árabe con
las declaraciones de Nawga al Saadawi. Hay tantas luchas que les son ajenas. La
memoria parece que es frágil pero está en los libros de historia, en tantas
Bibliotecas. Hay que enseñar a buscar, y descubrir las luchas en las minas que
vertebran estas dos cuencas. Recuerdo a los mineros encerrados en la torre de
la Catedral de Oviedo, cuando era de color negro por la suciedad, y colocaban
cada día los días que llevaban de encierro. Encerrarse no es fácil,
compañeros interinos e interinas en la Universidad, en el IES Juan José
Calvo Miiguel,… tantos reclamos, tantas voces que aunque intenten hacernos
creer que estamos en la Torre de Babel, estamos en un mundo cada vez más
complejo y hace falta ser capaz de serenarse, de escucharse a una misma y
reconectar con la esencia y el sentido que la vida tiene para cada uno.
Respetar y empatizar con el otro, tratar de no dañar. El daño no puede seguir siendo costumbre, la
agresión gratuita, las mentiras, los abusos, no pueden ser moneda de cambio
…. Basta ya.
Necesitamos construir desde el
abrazo, desde la quietud de la alfombra que sostiene a Aminatu. Una alfombra es
un hogar, es un espacio sagrado sobre el que se puede rezar sin necesidad de mediadores,
solo hay que lavarse. Hay que
descalzarse como fórmula de respeto para entrar en la jaima. Descalzos, a ras de suelo con los pies
enraizados en la tierra y la mirada en el horizonte soñemos con una escuela que
acoge, con una escuela que fomenta el desarrollo real de las potencialidades de
todos y todas, un espacio para crecer y generar vínculos, donde las redes
familiares se tejen con las educativas y formamos una urdimbre que sustentará
los hilos y la alfombra en la que estará la historia de cada persona. Hace
falta amor, humildad, abrazar lo que viene desde la complicidad, como lo hace Amma
o Ammachi, la mujer que ha abrazado a más de 35 millones de personas.
Negociar no es acabar con el
oponente, no se trata de un trueque. No somos vendedores de humo, ni magos que
nos dediquemos a engañar o a entretener. Educamos y educar viene del latín educare, que
significa guiar y educere que significa extraer, desde dentro a
afuera. Sin una educación de calidad
¿qué nos espera como sociedad? La violencia cada vez es mayor, guerras,
refugiados y refugiadas, genocidios, …
No mata solo quien asesina sino
quien deja morir.
Como maestra hago mías las
palabras de Mahmud Darwish cuando dice en su poema:
NOSOTROS AMAMOS LA VIDA
Nosotros amamos la vida cuando
hallamos un camino hacia ella,
bailamos entre dos mártires y
erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.
Nosotros amamos la vida cuando
hallamos un camino hacia ella.
Robamos un hilo al gusano de seda
para construirnos el cielo y vallar este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para
que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.
Nosotros amamos la vida cuando
hallamos un camino hacia ella.
Allá donde estemos, cultivamos
plantas que crecen deprisa y recogemos muertos.
Soplamos en la flauta el color de
la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del camino
y escribimos nuestros nombres
piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala
un poco.
Nosotros amamos la vida cuando
hallamos un camino hacia ella.
Una sociedad que fomenta la
crispación, el enfrentamiento, la violencia, el maltrato, el miedo, la
represión, las mentiras no permite crear, desde los valores que nos hacen
humanos y los instintos animales no nos
llevan a la vida, sino a la supervivencia.
Los maestros y las maestros soñamos con vivir, seguimos soñando como Galeano,
como Gioconda Belli, como Elvira Sastre, y la poesía nos ayuda a seguir creando
marcos y contextos para cuidar el jardín que cada persona lleva dentro.
Vamos a soñar para crear una
escuela donde nos sintamos reconocidas, respetados y respetadas para ser y
estar al servicio de un mundo más justo, pacífico, libre e igualitario.
No os olvidéis que como decía
Galeano la utopía nos sirve para caminar y somos un mar de fueguitos.
Gracias por la
escucha atenta.
Abrazos infinitos
Encarna González
Hoy, en este amanecer con la luna creciente nace una nueva ETIQUETA el colibrí. Os animo a seguir lo que en ella vaya apareciendo.
Esta leyenda es una pista sobre de qué se trata.
La muerte de los animales se realiza por degüello
¿Cómo no van a venir musulmanes a España si viven mucho mejor que en sus países de origen? Cobran cientos de millones de euros en subsidios, IMV y rentas diversas. Disponen de sanidad y educación gratuitas. Y encima cuentan con sus consulados para presentar reclamaciones ante las administraciones españoles. La fiesta del cordero es un nuevo motivo de diferencia.
La Eid al-Adha conmemora la obediencia de Abraham a Yahvé, quien le premió con un cordero para sacrificarlo; por ello, recibe también el nombre de Pascua del Cordero. Se realiza unos 70 días después del fin del Ramadán, el mes de ayuno. Este año, que para los musulmanes es el 1446 de su calendario, se celebrará en España el 6 de junio y en Marruecos el 7. El acto más importante consiste en el sacrificio de un cordero o una vaca, que luego se despieza y cuyos trozos se reparten entre los familiares y los pobres.
Este día deja imágenes desagradables en todo el mundo musulmán de animales (incluso camellos) despedazados en las calles y de charcos de sangre.
En España, donde el número de musulmanes ronda los tres millones, todos los años se producen las mismas situaciones, con diversas comunidades exigiendo que se les permita su fiesta y el sacrificio de animales en condiciones de falta de higiene que no se consienten a los nativos. Hace unas semanas, el Partido Andalusí volvió a solicitar al Ayuntamiento de Algeciras que le deje la plaza de toros para realizar la matanza y el despiece, petición que se denegó de nuevo.
La muerte de los animales se realiza mediante el rito halal, por degüello y sin aturdimiento. El Tribunal de Justicia Estrasburgo autorizó en 2024 la prohibición del sacrificio halal, porque el bienestar animal y la seguridad sanitaria priman sobre la libertad religiosa, pero en España y otros países los Gobiernos laicos no se atreven a hacerlo.
A fin de tener contento a este creciente número de votantes, diversas AAministraciones, como ayuntamientos vascos, ofrecen a los musulmanes pinchos de cordero. Los gobiernos de Ceuta y Melilla facilitan la compra de animales. En contraste, ninguna de ellas ofrece dulces ni alimentos a los cristianos con motivo de la Navidad, la Resurrección de Cristo o el Año Nuevo.
La fiesta del cordero de los próximos días mostrará la diferencia entre Marruecos y España.
En febrero pasado, el sultán Mohamed VI, que tiene la condición religiosa y constitucional de príncipe de los creyentes, eliminó el sacrificio de corderos de la Eid al-Adha debido a los seis años de sequía que sufre ya Marruecos y al altísimo precio de la carne de este animal, cuyo número no deja de disminuir. Al igual que en 2024, aconsejó a sus súbditos que, en vez de comprar corderos, se volcasen en el aspecto espiritual, con oración, ayuno y asistencia a las mezquitas. Entre los perjudicados, están los ganaderos españoles, que solían vender unos 680.000 corderos a Marruecos cada año.
Es decir, la fiesta del cordero se puede modificar sin caer ni en racismo ni en «islamofobia», esos pecados que atenazan la mala conciencia europea, bien engrasada por el dinero de los lobbies. Por el contrario, en España, la fiesta se celebrará sin más limitaciones aparentes que las sanitarias.
En Ceuta, donde la Pascua del Cordero será el 7 de junio, mismo día que en Marruecos, los corderos se llevan desde la Península y se venderán a un precio de entre 280 y 300 euros por animal. En esta ciudad, gobernada por el PP, se habilitan mataderos móviles y se vigilan los sacrificios realizados en viviendas.
En cambio, en Melilla, donde también gobierna el PP, y cuyo calendario festivo incluye este año el fin del Ramadán y la fiesta del cordero, aprovechando que San José y la Hispanidad caen en domingo, no se celebrará con la matanza de corderos por la misma razón que en Marruecos.
En Cataluña, donde la Generalidad ha introducido la marca Halal Catalunya, hay mataderos a disposición de los musulmanes; otra cosa es que todos ellos los usen. Tan importante es este acontecimiento para los musulmanes que en las semanas anteriores se disparan los robos de corderos en los campos españoles.
En un comunicado difundido el 27 de mayo, la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas fijó la fecha de 6 de junio y a la vez instó a los musulmanes a que «mantengan unas conductas respetuosas con el bienestar animal y con los controles higiénico-sanitarias». Veremos cuántos los siguen y, sobre todo, si las autoridades españolas siguen haciendo la vista gorda con los incumplidores o, por fin, aplican la ley.